4 de diciembre de 2013

Mi vida en la Santería 15: saqueo en un ilé prestado



1.
A Lesoto la conocimos en un tambor para Oshun… posteriormente nos encontramos con ella en diferentes eventos religiosos hasta que por solicitud de un Babalowo (a quien todos decían “Olowo”), fuimos invitados a participar a una Misa espiritual en su casa…

Fue cuando mi esposa y yo pudimos conversar con ella más relajadamente… y si bien nos contó que era Santera e hija de Shango, estaba casada y tenía 3 hijos que estaban a punto de entrar a la adolescencia… en realidad no profundizó mucho sobre su vida personal, sin embargo, fue muy amable y mantuvo siempre una actitud hospitalaria en su amplia casa ubicada en el poniente de la ciudad…

Nunca le preguntamos el significado de su nombre africano…

2.
Un mes de diciembre de cierto año recibí la llamada del mismo Olowo, el cual solicitaba nuestro apoyo para realizar varias obras que por alguna razón se le habían acumulado… le dije que contara con nosotros, pero curiosamente la cita era en casa de Lesoto…

Llegamos puntuales y fuimos recibidos en la puerta por un Santero hijo de Oggun, quien nos hizo pasar y nos llevó ante el Olowo, el cual estaba bastante ocupado… nos saludamos y sin más nos asignó labores…

Estuvimos trabajando religión hasta la dos de madrugada, sin que Lesoto se dejará ver en ningún momento… una vez que te terminamos conversamos con más tranquilidad con el Olowo, el cual nos preguntó por nuestras vacaciones del periodo de fin de año, a lo que respondimos que no teníamos realmente plan, así que nos invitó a que los subsiguientes días continuáramos ayudándole… aceptamos…

Nos despedimos sin saber nada de Lesoto…

3.
Tal como acordamos en los días señalados asistimos puntualmente a casa de Lesoto para trabajar Santería, más al segundo día preguntamos a una de las hijas del Olowo por la dueña de la casa, y sin mucho interés (ocupada en estar mensajeando a través de su costoso celular), nos dijo que ella estaba de viaje y que le había prestado la casa a su papá para que la usara trabajando religión… fue ella misma quien en un desplante lleno de autosuficiencia sacó un manojo de llaves, los hizo sonar en el aire y los regresó a su bolso…

4.
En una de las jornadas me tocó presenciar algo que nunca había pasado por mi cabeza que podría suceder: ver a un Babalowo tener miedo…

 
Toso sucedió así: cierta noche el Olowo llamó aparte a uno de sus ahijados, Babalowo recién iniciado, para decirle que tenía que hacer una obra con Abita, cercana a la media noche, como parte de los ebboses que le había determinado a otro de sus ahijados el cual tenía varios meses con los caminos trancados… concretamente darle de comer a la temida Orisha…

El pretexto?... el Olowo tenía que salir “de urgencia” para atender el llamado de un hermano de religión también mayor de Ifa, por lo que lo dejaría de encargado de que todas las obras se terminaran puntualmente, principalmente esa… así que nuestro conocido se fue (llevándose de paso a su mano derecha: el hijo de Oggun que siempre lo acompañaba) y los Santeros que estábamos presentes quedamos bajo la responsabilidad del Babalowo…

Se terminaron las obras que estaban pendientes con los demás ahijados y pacientes, hasta que finalmente nos quedamos mi esposa, yo, dos Aleyos, el ahijado que tenía el ebboe pendiente y el novel Babalowo… no sé qué pensó él pero me pidió que lo apoyara en la ceremonia con Abita, no sin antes hablar largamente por teléfono con el Olowo, supongo que aclarando algunas dudas sobre lo que estaba por hacer…

Se me encargó realizar los preparativos para el ebboe, que entre otras cosas incluyó encender un gran trozo de carbón y pintar unos signos  dentro de una pequeña cazuela de barro…

Llegada la hora (antes de la media noche), salimos a la calle tres personas: el Babalowo, el ahijado y yo… el primero me pidió que buscara una coladera y curiosamente localicé una casi enfrente de la puerta de entrada de la casa de Lesoto… antes de comenzar el ebboe el Babalowo me pidió que pasara lo que fuere o escuchara cualquier tipo de ruido o incluso si me llamaban por mi nombre, yo jamás debía levantar la vista para buscar de dónde provenía: fue cuando descubrí que el recién iniciado estaba pálido y lleno de miedo…

Efectivamente: varias cosas extrañas sucedieron durante la obra, más yo cumplí con eso de no averiguar el origen de ellas, así que terminamos, tiré obi y cerró con alafia: todo bien, Abita había recibido la atención regresamos a la casa, el Babalowo llamó al Olowo para informarle sobre cómo todo se había realizado correctamente y el semblante pálido de miedo que tenía minutos antes, se transformó en un color indiscutiblemente blanco…

El Babalowo se me quedó viendo, cortó la llamada y con voz temblorosa me preguntó:
- qué no eres Babalowo?
- no – le respondí levantando los hombros…
- y por qué no me dijiste? – dijo a manera de reclamo…
- no me preguntaste – le contesté… y agregué – por qué?
- no debiste haber estado presente en la ceremonia con Abita…
- y yo qué voy a saber… tú eres aquí el mayor y sólo ustedes saben de esas cosas…
- la viste? – me cuestionó…
- cumplí al pie de la letra con lo que advertiste – aclaré con cierto enfado - nada de voltear a ver ni de averiguar de dónde venía cualquier cosa que sucediera…
- pero no me dijiste que sólo eras Santero – insistió…
- no me preguntaste – repetí…
- y cómo es que pintaste los signos en la cazuelita? – me cuestionó…
- el Olowo me ha dado permiso de hacer algunas cosas de Babalowos – aclaré - como me dice que tengo camino de ifa…
- y te sabías los signos que te pedí? – siguió cuestionándome…
- por supuesto – respondí, pero hartándome de tanto misterio, lo cuestioné - cuál es el problema?
- no debiste haber estado ahí – aceptó – así que ahora debo registrarte al pie de Orunmila… y si me sales osogbo eso puede significar que no salgas de esta casa hasta que no te jures en Ifa…
- en serio?…

5.
Una vez terminado el registro, el joven Babalowo llamó por teléfono al Olowo y le informó que en mi registro Orunmila me había dado un iré, que había un cierto regaño para él por descuidado y que todo se arreglaba con un par de obras que debía realizarse… de todos modos me mandó un baño con omiero…

 
- dile que él tuvo la culpa – me burlé tratando de intervenir en la conversación telefónica – para qué se lleva también a descansar al hijo de Oggun: él sabe perfectamente las iniciaciones que todos tenemos…

Más el novel Babalowo me ignoró… cortó la llamada y me advirtió que no podíamos irnos sin dejar aseada la casa de Lesoto, así que procedimos a limpiar todo…

6.
Para la siguiente y última jornada de trabajo acordada, ya cercano al fin de año, mi esposa y yo anulamos nuestra participación pues una llamada telefónica me recordó un compromiso que cada año cumplo: reunirme con varios amigos a quienes conozco desde hace 30 años… en realidad podría haberlo cancelado, más la verdadera razón de no ir fue que durante esos días que apoyamos al Olowo, nunca nos pagó ni mencionó absolutamente nada relacionado con el derecho

Y no ir fue la mejor decisión…

7.
Ese día de trabajo que hizo el Olowo en casa de Lesoto, nuestra participación tampoco hubiera sido demasiado productiva: se realizarían 6 entregas de Mano de Orunla y ese trabajo concierne principalmente a Babalowos… sin embargo, dada la titánica tarea de realizar tantas ceremonias, las labores prácticamente se extendieron hasta bien entrada la mañana siguiente…

De acuerdo a lo que me comentó un conocido que estuvo presente en esa jornada, en el momento en que apenas iban a comenzar con la limpieza Lesoto y su familia regresaron de sus vacaciones, lo cual iba a coincidir con el festejo familiar de fin de año en su casa esa noche…

El problema fue que cuando llegó la dueña, descubrió no sólo algunos desperfectos en la casa, sino que además toda su bodega de oti, velas, oñi, fula, ofun, tela, epo y demás enceres religiosos habían sido saqueados por el Olowo durante esos días, pero encontrando además con dos cristales de ventanas rotos, el tanque de gas completamente vacío y algunos objetos personales desaparecidos…

Hasta donde supe el enojo de Lesoto fue mayúsculo y la manera en la que los corrió a todos de su casa fue vergonzosamente justa…

8.
No volvimos a tener noticias de Lesoto, más tiempo después y sin haberlo acordado, me encontré con el Olowo en el local de otro mayor de Ifa, en donde se habían puesto de acuerdo para atender pacientes y ahijados por las noches…

En aquella velada religiosa la hija del Olowo me dijo que su papá ya tenía llaves para entrar al lugar cuando quisieran… me imaginé lo que sucedería en pocos días…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuu¡¡