1.
A Lesoto la conocimos en un tambor para
Oshun… posteriormente nos encontramos con ella en diferentes eventos religiosos
hasta que por solicitud de un Babalowo (a quien todos decían “Olowo”), fuimos
invitados a participar a una Misa espiritual en su casa…
Fue cuando mi esposa y yo pudimos
conversar con ella más relajadamente… y si bien nos contó que era Santera e
hija de Shango, estaba casada y tenía 3 hijos que estaban a punto de entrar a
la adolescencia… en realidad no profundizó mucho sobre su vida personal, sin
embargo, fue muy amable y mantuvo siempre una actitud hospitalaria en su amplia
casa ubicada en el poniente de la ciudad…
Nunca le preguntamos el significado
de su nombre africano…
2.
Un mes de diciembre de cierto año recibí la llamada
del mismo Olowo, el cual solicitaba nuestro apoyo para realizar varias obras
que por alguna razón se le habían acumulado… le dije que contara con nosotros,
pero curiosamente la cita era en casa de Lesoto…
Llegamos puntuales y fuimos
recibidos en la puerta por un Santero hijo de Oggun, quien nos hizo pasar y nos
llevó ante el Olowo, el cual estaba bastante ocupado… nos saludamos y sin más
nos asignó labores…
Estuvimos trabajando religión
hasta la dos de madrugada, sin que Lesoto se dejará ver en ningún momento… una
vez que te terminamos conversamos con más tranquilidad con el Olowo, el cual
nos preguntó por nuestras vacaciones del periodo de fin de año, a lo que
respondimos que no teníamos realmente plan, así que nos invitó a que los
subsiguientes días continuáramos ayudándole… aceptamos…
Nos despedimos sin saber nada de Lesoto…
3.
Tal como acordamos en los días
señalados asistimos puntualmente a casa de Lesoto para trabajar Santería, más
al segundo día preguntamos a una de las hijas del Olowo por la dueña de la casa,
y sin mucho interés (ocupada en estar mensajeando a través de su costoso celular),
nos dijo que ella estaba de viaje y que le había prestado la casa a su papá
para que la usara trabajando religión… fue ella misma quien en un desplante lleno
de autosuficiencia sacó un manojo de llaves, los hizo sonar en el aire y los
regresó a su bolso…
4.
En una de las jornadas me tocó
presenciar algo que nunca había pasado por mi cabeza que podría suceder: ver a
un Babalowo tener miedo…
Toso sucedió así: cierta noche el
Olowo llamó aparte a uno de sus ahijados, Babalowo recién iniciado, para
decirle que tenía que hacer una obra con Abita, cercana a la media noche, como
parte de los ebboses que le había determinado a otro de sus ahijados el cual tenía
varios meses con los caminos trancados… concretamente darle de comer a la temida Orisha…
El pretexto?... el Olowo tenía que salir “de urgencia” para atender el
llamado de un hermano de religión también mayor de Ifa, por lo que lo dejaría
de encargado de que todas las obras se terminaran puntualmente, principalmente
esa… así que nuestro conocido se fue (llevándose de paso a su mano derecha: el
hijo de Oggun que siempre lo acompañaba) y los Santeros que estábamos presentes
quedamos bajo la responsabilidad del Babalowo…
Se terminaron las obras que
estaban pendientes con los demás ahijados y pacientes, hasta que finalmente nos
quedamos mi esposa, yo, dos Aleyos, el ahijado que tenía el ebboe pendiente y
el novel Babalowo… no sé qué pensó él pero me pidió que lo apoyara en la
ceremonia con Abita, no sin antes hablar largamente por teléfono con el Olowo,
supongo que aclarando algunas dudas sobre lo que estaba por hacer…
Se me encargó realizar los
preparativos para el ebboe, que entre otras cosas incluyó encender un gran
trozo de carbón y pintar unos signos
dentro de una pequeña cazuela de barro…
Llegada la hora (antes de la
media noche), salimos a la calle tres personas: el Babalowo, el ahijado y yo…
el primero me pidió que buscara una coladera y curiosamente localicé una casi
enfrente de la puerta de entrada de la casa de Lesoto… antes de comenzar el
ebboe el Babalowo me pidió que pasara lo que fuere o escuchara cualquier tipo
de ruido o incluso si me llamaban por mi nombre, yo jamás debía levantar la
vista para buscar de dónde provenía: fue cuando descubrí que el recién iniciado
estaba pálido y lleno de miedo…
Efectivamente: varias cosas extrañas sucedieron durante la obra, más
yo cumplí con eso de no averiguar el origen de ellas, así que terminamos, tiré
obi y cerró con alafia: todo bien, Abita había recibido la atención… regresamos a la
casa, el Babalowo llamó al Olowo para informarle sobre cómo todo se había
realizado correctamente y el semblante pálido de miedo que tenía minutos antes,
se transformó en un color indiscutiblemente blanco…
El Babalowo se me quedó viendo,
cortó la llamada y con voz temblorosa me preguntó:
- qué no eres Babalowo?
- no – le respondí levantando los
hombros…
- y por qué no me dijiste? – dijo
a manera de reclamo…
- no me preguntaste – le
contesté… y agregué – por qué?
- no debiste haber estado
presente en la ceremonia con Abita…
- y yo qué voy a saber… tú eres
aquí el mayor y sólo ustedes saben de esas cosas…
- la viste? – me cuestionó…
- cumplí al pie de la letra con
lo que advertiste – aclaré con cierto enfado - nada de voltear a ver ni de
averiguar de dónde venía cualquier cosa que sucediera…
- pero no me dijiste que sólo eras Santero – insistió…
- no me preguntaste – repetí…
- y cómo es que pintaste los
signos en la cazuelita? – me cuestionó…
- el Olowo me ha dado permiso de hacer algunas cosas
de Babalowos – aclaré - como me dice que tengo
camino de ifa…
- y te sabías los signos que te
pedí? – siguió cuestionándome…
- por supuesto – respondí, pero
hartándome de tanto misterio, lo cuestioné - cuál es el problema?
- no debiste haber estado ahí –
aceptó – así que ahora debo registrarte al pie de Orunmila… y si me sales
osogbo eso puede significar que no salgas de esta casa hasta que no te jures en
Ifa…
- en serio?…
5.
Una vez terminado el registro, el
joven Babalowo llamó por teléfono al Olowo y le informó que en mi registro
Orunmila me había dado un iré, que había un cierto regaño para él por
descuidado y que todo se arreglaba con un par de obras que debía realizarse… de
todos modos me mandó un baño con omiero…
- dile que él tuvo la culpa – me
burlé tratando de intervenir en la conversación telefónica – para qué se lleva
también a descansar al hijo de Oggun: él sabe perfectamente las iniciaciones
que todos tenemos…
Más el novel Babalowo me ignoró…
cortó la llamada y me advirtió que no podíamos irnos sin dejar aseada la casa
de Lesoto, así que procedimos a limpiar todo…
6.
Para la siguiente y última
jornada de trabajo acordada, ya cercano al fin de año, mi esposa y yo anulamos
nuestra participación pues una llamada telefónica me recordó un compromiso que cada
año cumplo: reunirme con varios amigos a quienes conozco desde hace 30 años… en
realidad podría haberlo cancelado, más la verdadera razón de no ir fue que
durante esos días que apoyamos al Olowo, nunca nos pagó ni mencionó
absolutamente nada relacionado con el
derecho…
Y no ir fue la mejor decisión…
7.
Ese día de trabajo que hizo el Olowo
en casa de Lesoto, nuestra participación tampoco hubiera sido demasiado
productiva: se realizarían 6 entregas de Mano de Orunla y ese trabajo concierne
principalmente a Babalowos… sin embargo, dada la titánica tarea de realizar
tantas ceremonias, las labores prácticamente se extendieron hasta bien entrada
la mañana siguiente…
De acuerdo a lo que me comentó un
conocido que estuvo presente en esa jornada, en el momento en que apenas iban a
comenzar con la limpieza Lesoto y su familia regresaron de sus vacaciones, lo
cual iba a coincidir con el festejo familiar de fin de año en su casa esa noche…
El problema fue que cuando llegó
la dueña, descubrió no sólo algunos desperfectos en la casa, sino que además
toda su bodega de oti, velas, oñi, fula, ofun, tela, epo y demás enceres
religiosos habían sido saqueados por el Olowo durante esos días, pero encontrando
además con dos cristales de ventanas rotos, el tanque de gas completamente
vacío y algunos objetos personales desaparecidos…
Hasta donde supe el enojo de Lesoto
fue mayúsculo y la manera en la que los corrió a todos de su casa fue
vergonzosamente justa…
8.
No volvimos a tener noticias de Lesoto,
más tiempo después y sin haberlo acordado, me encontré con el Olowo en el local
de otro mayor de Ifa, en donde se habían puesto de acuerdo para atender
pacientes y ahijados por las noches…
En aquella velada religiosa la hija del Olowo me dijo que su papá ya tenía
llaves para entrar al lugar cuando quisieran… me imaginé lo que sucedería en
pocos días…
1 comentario:
Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuu¡¡
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