7 de mayo de 2021

Antes de Mi vida con los muertos

 


Mucha gente me preguntó la razón de por qué dejé de escribir durante años, y siempre tuve que corregirlos: “no dejé de escribir… sólo desistí de publicar”, más fueron dos razones por las que dejé de hacerlo.
 
La primera relacionada con un incidente en una de las ediciones de la anual Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, que realiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), más de ello no hablaré mucho ya que fui involucrado sin tener responsabilidad alguna (yo nomás pasaba por ahí buscando un baño), lo que provocó en mí una gran desilusión que me llevó a tomar la decisión de no asistir más a exhibiciones de libros, y de paso, a dudar si quería seguir publicando en un medio tan caníbal como es el de la literatura en méxico.
 
La segunda tuvo que ver también con la UNAM, la cual después de haberme invitado como ponente para una serie de jornadas académicas celebradas en la Universidad Autónoma del Estado de México, y específicamente tras terminar mi exposición, un funcionario me solicitó mi ponencia al tiempo que me informaba que formaría parte de una compilación que sobre dicho evento publicarían en breve.
 
Recuerdo que tras recibir los tres volúmenes de dicha serie, organicé una cena en casa de mis padres para comunicarles la excelente noticia, y de paso avisarles, erróneamente, que consideraba haber alcanzado la principal meta en eso de publicar: ser editado por la UNAM. De ahí el aparentemente silencio, pero…
 
Desde hacía años publicaba de manera sistemática en periódicos y revistas, daba entrevistas y era invitado a programas de radio para leer mis textos; asistía como ponente a cuanto congreso me requerían y participaba en concursos de literatura, pero fueron las mafias culturales que siempre han desmadrado la creatividad en este país las que comenzaron a llenarme de basuritas el ánimo, que aunado al incidente ya citado y a la publicación en la UNAM, opté por hacer un alto.
 
La pausa coincidió con el surgimiento de algunos problemas de salud, con los que inició mi primera cuenta regresiva rumbo a la muerte: primera porque tras la advertencia médica hubo más hasta que llegaron, años después, las de origen afro-religioso.
 
En aquella época comencé a escribir una novela titulada “Sol negro”, la cual distribuí entre mis amistades, para luego gracias a ellos, se difundió entre sus conocidos bajo el auspicio de mi recién fundada editorial llamada “Ediciones bien jalados”.
 
El texto estaba plagado de hilarantes situaciones pese a mi pesimista estado de ánimo, en el que un grupo de amigos vivían de exceso en exceso en la capital de un méxico convulsionado por un golpe de estado tras el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas. Curiosamente el personaje que más llamó la atención entre los lectores era un Chamán que hacía a su vez de férreo periodista crítico del gobierno.
 
Obtuvo buenos comentarios, pero también generó presión de los lectores para obtener una segunda parte que finalmente se llamó “El camino”, la cual si bien publiqué con los mismos resultados, en términos de aprobación, la trama se alejaba de la Ciudad de méxico y se desarrollaba en Oaxaca, frente a las costas del océano pacífico, plagada de existencialismos espirituales.
 
Al mismo tiempo, entre licencias médica, alterné su escritura con un volumen de relatos, “El edificio”, que dio pie a “Las otras historias”: los 4 libros que aparecieron bajo el manto de “Ediciones bien jalados”.
 
Por aquella época mi amigo César, quien ya me había conseguido una columna fija en la revista “Transformación”, me propuso editar oficialmente “Sol negro” a través de una conocida que tenía en la Dirección de Difusión y Fomento a la Cultura, adscrita al Instituto Politécnico Nacional, por lo que procedió a la corrección de estilo, mas su intención no prosperó ni me quedaron claros los motivos, así que me regresé a la creación con textos que no fueron a parar a ningún lado, mientras que mi salud de mala pasó a tener altibajos.
 
Curiosamente aquella época de “prolífica creatividad” vio nacer el texto del que hasta ese momento me he sentido más orgulloso como escritor: “Danger”, un relato cuya trama se desarrolla en las calles de Los Ángeles, en California (donde viví algunos años) y que hasta la fecha se mantiene inédito y sin alguna razón en especial (será publicado en mi próximo libro, o en el siguiente: ya están terminados y por el momento ese texto forma parte ambos). Curioso pero también fue un periodo en el que abandoné por completo la lectura un par de años.
 
En medio de todo este caos por la salud, cierto día me desperté con las ganas de publicar de nuevo, aunque apenas me levanté una duda me asaltó: después de tantos años ¿quién se va acordar de mí como para que me diga “sí, vente volando que me muero por publicarte”?
 
Así que asumí una actitud objetiva y me dije: “no sé qué tanto quiera retomar mi carrera pública de escritor, pero por lo menos me plantearé la meta de publicar un texto”. Y la respuesta la obtuve en semanas.
 
Sin buscarlo mi amigo Humberto, editor de una revista con el original nombre de “Confabulario”, me invitó un café y me pidió que le entregara un relato para publicarlo en su siguiente número: si bien tenía suficiente material, le pedí me diera tres días para entregarle un texto nuevo.
 
A los tres días exactos se paró frente a mi escritorio para advertirme que el plazo se había cumplido, a lo que le respondí entregándole cinco cuartillas con el texto “Un blues para Sara”. Aquel escrito me gustó y más verlo publicado en papel y en su versión electrónica, claro, antes de que los blogs se convirtieran en una nueva forma de hacer cultura, y al poco, en el principal generador de basura en la web. El relato obtuvo excelentes críticas entre los lectores y me infundió ánimos para seguir.
 
Luego me inicié en las religiones de origen africano buscando la salud, problemas que pese a todo seguían acosándome, solo para encontrarme con la sentencia de mis padrinos de que mi muerte era inminente.
 
Con todo, retomé el ritmo en periódicos y revistas hasta que tras mis quejas por la censura, mi esposa me convenció de abrir montar un blog, Basurero de almas (luego abrí tres más), los cuales me dieron grandes satisfacciones, por lo que decidí que serían el único medio para difundir mis textos, eso sí, sin esperar, tras gran desilusión años después, la solidaridad de los lectores (esos Santeros y Babalowos que por años saquearon el blog para salvarse a vida), y por el contrario, ahora ya por el simple placer de escribir.
 
En esas época busqué otras opciones espirituales para mantenerme con vida… y sin cantar victoria, aquí sigo.
 
Una opción pasó por mi mente tras algunas peticiones: relanzar “Sol negro”, “El camino”, “El edificio” y “Las otras historias” a través de Amazon, tal como hice con “Mi vida con los muertos”, con las ventajas que las redes sociales y el formato electrónico proporcionan a las ediciones independientes, pero no vuelvo a caer en la trampa de las promesas de amor eterno de nadie (sin ofender): ya tengo dos libros inéditos terminados, y como dice el refrán: “para atrás, ni para tomar vuelo”.


14 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Consiguio estabilizar su salud o curarse?

Juju dijo...

Gracias por tus escritos, un abrazo

La española dijo...

Mucha suerte con tu próxima publicación.

Sabrina

myopinion dijo...

Un cordial saludo, no tengo mucho que aportar porque todo esta claro...alla cada quien con sus decisiones.
Por otro lado quisera invitarlo a mi podcast para hablar del libro y futuras publicaciones, el podcast es humilde, todavia estamos despegando pero estamos haciendo la lucha...

ujule rachid dijo...

hola anónimo... pues acá sigo tú dirás... saludos...

ujule rachid dijo...

hola sab, gracias por aparecerte por aquí, un abtazote mexicano...

ujule rachid dijo...

hola juju, gracias por escribir, saludos...

ujule rachid dijo...

hola myopinion... por supuesto que me apunto a tu podcast... mándame un mail para ponernos de acuerdo, saludos...

Anónimo dijo...

Que bueno, la verdad esque la salud muchas veces no se valora y es algo que todo humano tendria que tener por prioridad... ¿ que practica religiosa le ayudo mas a este fin? Exito.

La española dijo...

Otro para vosotros

Yenyok dijo...

Holaaaa
Si te decides a publicarlo, soy la primera en leerlo.
Shalom
Deborah

ujule rachid dijo...

hola anónimo, he tenido más iniciaciones aparte de ser Mayombero, Curandero, Santero, Muertero, Espiritualista y Hierbero, sin embargo, creo que más que decir cuál me ayudó más (que no fue ninguna de las que te estoy enlistando en esta respuesta), la frase "la libertad viene de la comprensión" lo dice todo... suerte...

myopinion dijo...

A dónde mando el e-mail?..por aquí?

Anónimo dijo...

Hola,

Felicidades por el blog y por su libro ¨Mi vida con los muertos¨, se me hizo muy corto, lo disfruté muchísimo, y espero que haya una segunda entrega.

En referencia a su blog, algunas veces pone los vínculos para dirigirse a los escritos de Rubén Cuevas, Ojuani ni Shidi, pero los sitios web parecen estar desconectados.

¿No sabría usted decirme a dónde puedo dirigirme para examinar esos textos?

Gracias y saludos,

Miguel.