10 de febrero de 2021

Extrañas llamadas

1.
El último viernes de un mes que resultó bastante atribulado, mi esposa y yo conversábamos en la recámara al medio día cuando entró una llamada a mi celular: no suelo atender números desconocidos, pero algo me dijo que lo hiciera.
 
– diga – contesté secamente dando a entender que si pretendían venderme algo habían cometido un error.
– ¿puedo hablar con el señor Alfredo? – dudó.
– su servidor – respondí manteniendo el tono neutro – ¿en qué puedo servirle?
– habla la mamá de Samira – dijo y de inmediato sentí una punzada en el estómago. Mi esposa y yo cruzamos miradas, y abrí la bocina para que ella escuchara lo que ya estaba seguro sería una mala noticia.
– disculpe si lo interrumpo en algo… sé que no nos conocemos, pero Samira me habló mucho de usted… y… llamo para decirle que se ha ido, ya no estará más con nosotros.
 
Mi esposa abrió los ojos, soltó un “qué horror”, salió de la recámara y bajó a la sala. Cerré el altavoz, me dispuse a recibir el detalle de tan mala noticia y los siguientes 40 minutos fueron de una difícil conversación con una desconocida, que pese a tener una larga amistad con su hija, nunca me dijo el nombre de su progenitora.
 
2.
Aquella plática (más allá de la advertencia de que a partir de ese día Samira se convertiría en una ausencia), era una llamada que dado el trabajo espiritual que realizo, mismo que me ha enfrentado a casos inverosímiles, no debía desconcertarme, pero tras el detalle de las causas del deceso, algunas anécdotas de sus viajes (que desconocía, salvo las que citó de su paseo por las calles de Paris que ella misma me compartió), así como las rutinas y los ahora espacios vacíos en su casa y con los que su madre no podía lidiar, surgieron un par de referencias que consiguieron conmoverme.
 
Los resumiré en dos temas: el primero, relacionado con pormenores de mi relación con ella y de la cual su madre estaba perfectamente enterada, particularidades que dejaron entrever que entre ambas fui objeto de profundas y extensas conversaciones.
 
Mientras escuchaba estos detalles entendí la forma en la que Samira me miraba (con respeto y cierta admiración, como algunas mujeres ven en un amigo a una figura paterna), durante las largas charlas que solíamos tener, sobre todo al medio día, dado que siempre he comido en mi escritorio, costumbre que con el tiempo ella imitó.
 
El segundo aspecto tiene que ver con el repetitivo agradecimiento que me hizo su madre no solo por mi amistad con su hija, sino también por los consejos que le di durante años (aunque no me imagino una conversación entre ambas, donde Samira pudiera reflejar el cinismo con el que solía darle mi opinión, cuando la pedía, sobre temas un tanto fuera de lo común).
 
3.
Cuando la mujer explicó el motivo del fallecimiento, consecuencia de una operación que originalmente era mero trámite, recordé que desde siempre había lidiado con problemas de salud de los que nunca quería entrar en detalles, discreción que siempre le respeté (y al igual que nunca le pregunté sobre su árbol genealógico, sí que investigué que el origen de su nombre era árabe y que significaba “la que cuenta historias en las noches”).
 
El detalle que me impresionó, por llamarlo de alguna manera, fue cuando citó me algunos títulos de libros que le recomendé a su hija, varios de los cuales llegué a ver en sus manos. La llamada terminó con la promesa de invitarme a una misa en honor de Samira, obviamente en cuanto el COVID lo permitiera.
 
4.
Seguro el lector se preguntará por qué llamar a esta entrada “Extrañas llamadas”, si se supone que estoy acostumbrado a enfrentar situaciones disparatadas, y precisamente ese es el detalle: venir a enterarme que yo era más importante en la vida de una persona de lo que pensaba, rompe con cualquier esquema relacionado con mi ya raquítico vínculo con la humanidad.
 
Ese mismo día por la noche LL me habló por teléfono y durante la conversación surgió el tema del fallecimiento de Samira (tristemente reconoció que no se acordaba de ella), así como las reflexiones acerca de mi desconcierto.
 
– creo que debo ponerle más atención a mi relación con ciertas personas de mi entorno – reconocí en algún momento.
– sí, como a mí – dijo, exigente y vanidosa como es, más de inmediato se arrepintió y señaló que lo había dicho bromeando.
 
Una hora después, mientras cenábamos, entró un mensaje a mi celular: era nuevamente la mamá donde reiteraba su agradecimiento por mis palabras de consuelo y reconocía, una vez más, los consejos y ratos de plática que a lo largo de estos años di a su hija.
 
Se lo mostré a mi mujer y exclamó: “son palabras muy hermosas las que te ha escrito, bellísimas”. Sí, tuve que reconocer, lo borré, vi por última vez la foto del avatar de Samira y la eliminé de mis contactos (luego también de mi agenda del teléfono), opté por cambiar de tema y al poco rato subimos a dormir.
 
Al día siguiente me desperté temprano, bajé a la sala, encendí mi laptop y decidí escribir este texto. Ahora solo me falta decidir si le doy luz a su alma, porque ya hasta de esos asuntos me he desentendido.
 
5.
Semanas después en mi teléfono reapareció el contacto de Samira con su fotografía teniendo de fondo la torre Eiffel, lo que me hizo recordar que en algún momento confesó que conocer París era lo mejor que le había sucedido en su vida.
 
6.
Sigo sin decidir si le doy luz a su alma.

8 comentarios:

Cacu dijo...

Gracias por la preciosa entrada. Saludos del Lago!

ujule rachid dijo...

Hola cacu, gracias...

Yenyok dijo...

Leyendo esto escuche y senti en mi corazon algo que me dijo dasela, referente a la luz.

Quiero decirte que eres el desconocido mas importante en mi vida, del cual eh hablado con mi familia y has causado celo en uno que otra amistad. Eres y has sido mas inportante en mi vida a nivel espiritual que cualquier padrino o madrina que haya tenido. Que a pesar de no conocerte tus consejos resuenan con mi alma y los leo y sigo como si fuera mi padre quien me hablara.

Shalom

ujule-rachid dijo...

hola yenyok... gracias por tus comentarios... te comparto que eres correspondida, saludos...

Beth dijo...

Oiga yo también hasta le he hablado a mi familia de usted, aunque nose si sea su verdadero nombre siempre digo "Alfredo García dijo esto, Alfredo García recomienda lo otro" gracias por las meditaciones sigo en recuperación pero ya me doy descansos de mis malestares y aún tengo episodios de voces o visiones, ahora más leves, pero es cosa que tengo que avanzar en mi camino espiritual y ser más constante, desde que tengo vida espiritual regular muchos problemas se comienzan a solucionar solos, claro que nuevos problemas llegan solos también xD pero me obligan a seguir, gracias por todo, guardo sus remedios como una reliquia

ujule rachid dijo...

hola beth... gusto tener noticias tuyas... sí, mi nombre es ese... lo dice en mi libro, jejejeje, la evolución espiritual es complicada pero hay herramientas para conseguirla y sin que duela, así que sigue adelante, los resultados se ven a diario, aunque no siempre los atendemos... saludos...

Unknown dijo...

Elena España. Gracias Alfredo para mí eres un gran referente, aunque en esta vida haya muy poco tiempo que no conocemos, yo te siento una gran persona y yo también habló de Alfredo me encantó leer todo lo que has puesto. Solo con decile que pida ver la luz de amor ya ella se irá solita además ella sabia lo que tú eres y estoy segura que te escuchará. Un abrazo enorme

ujule rachid dijo...

hola elena, un gusto tenerte por acá, gracias por tus comentarios, bendiciones para tus caminos...