Santeros y Babalowos van a sustituir a Orunla con la Inteligencia artificial

 

1.
¡Voy a corona Osha, no puede faltar! — gritó Alicia al otro lado de la línea telefónica.
—Te felicito, ya tendrás el resto de tu vida para arrepentirte.
—¡Padrino!
—Es la última vez que te pido que no me digas padrino. No lo soy, y tan es así que no te voy a parir santo.
—Porque usted no quiso.
—¡Mierda!
—¿Ya se enojó?
—Casi.
—Además, mi padrino de Mano de Orunla quiere conocerlo: es seguidor de su blog y dice que es usted un gran Babalowo.
—¡No estoy iniciado en Ifa!
—¿Y si se lo pido en nombre de Yemayá?
—Ni aunque me lo pidas en nombre de mi difunta madre…
—Sin chantajes: usted es un religioso importante en mi vida espiritual, quizá el más valioso de todos, así que le pido, por favor, me acompañe durante mi coronación de Santo.
—¡Mierda!
—Por favor…
—Lo haré, con una condición…
—La que usted diga.
—Dile a tu padrino que iré de mirón, pero que no me pida participe en absolutamente nada relacionado con tu ceremonia…
—¡Gracias! — gritó emocionada.
—Y te advierto: iré solo.
—…
 
2.
El sábado marcado para aquella Yoko Osha invité a comer a mi esposa comida rápida: yo tenía antojo de una hamburguesa escurriendo grasa.
 
—¿Por qué vas? — preguntó mientras yo mordía una papa frita.
—Mi intuición dice que lo haga, no por Alicia, sino porque algo interesante sucederá — contesté levantando los hombros.
 
Media hora después la llevé a casa de su madre avisándole que, si a las 2 de la madrugada no tenía noticias mías, se resignara a quedarse a dormir ahí.
 
3.
En cuanto me paré frente a la puerta de la casa donde Alicia se convertiría en Santera, quedó claro que su dueño sabía lo que hacía, pues de inmediato una buena vibración espiritual me invadió. Esto se confirmó en cuanto entré: Santeras haciendo el lavatorio mientras los Santeros atendían cualquier requerimiento o limpiaban afanosamente la basura.
 
La Santera que me recibió cerró la puerta y se tiró al piso para recibir mi bendición. En cuanto se levantó, le pedí que me llevara ante Alicia, solicitándole que fuera discreta y se limitara a facilitar que supiera que estaba ahí, lo cual cumplió cabalmente: abrió la puerta lo suficiente para que Alicia me viera, sonrió felizmente, incliné la cabeza y dejé que continuara con su penitencia. Ese día se llevarían a cabo tres coronaciones.
 
Realicé otra reverencia ante la hija de Oshún (lo descubrí más tarde, así como que tenía 29 años), asintió e hizo un movimiento con la cabeza para que la siguiera: cruzamos el amplio patio donde estaban terminando el lavatorio. Me llevó por un pasillo y luego se detuvo frente a una puerta, tocó tres veces y abrió. Hizo una reverencia tanto a su padrino como a mí, y con un ademán me indicó que entrara.
 
5.
—Abure — me saludó un Babalowo, quien de inmediato salió a mi encuentro para estrechar mi mano — te reconozco por las fotos que se han publicado por los libros que has escrito.
 
Quedé impresionado ante el sacerdote de Ifa, pues se notaba que estaba por completo comprometido con una práctica religiosa honesta, al igual que otros dos mayores de Ifa y cuatro Santeros que miraban una pantalla proyectada en una blanca pared.
 
Saludé religiosamente a todos, para luego sentarme en una silla que el Babalowo señaló, tras lo cual me presentó como el autor de los textos del blog “Basurero de almas”.
 
—Llegaste en el momento adecuado, Abure — avisó — estamos a punto de aplicar los conocimientos de Ifa en la Inteligencia artificial: ingresaremos en ChatGpt la tirada 6-8 del Diloggun para que interprete la máxima “Oreja no pasa cabeza”.
—Mierda — exclamé, lo que hizo que el Babalowo arqueara las cejas.
—¿Algún problema? — cuestionó con ese tono que deja abierta la respuesta todo.
—No sé… perdí mi teléfono celular o lo olvidé en casa o quizá en el coche, creo — improvisé poniéndome de pie y palpando todos los bolsillos, dejando para el último aquel en dónde yo sabía estaba.
 
“Oreja no pasa cabeza” tiene una de las interpretaciones más patéticas que haya hecho la Diáspora Cubana de los Signos del Dilogún — pensé — y tan así que en mi blog publiqué una entrada señalando su verdadero significado, algo que aquella tarde podría ser motivo de alguna desavenencia si no permanecía con la boca cerrada.
 
—Aquí lo tengo — dije sacándolo de uno de los bolsillos de mi chamarra y soltando una risita a manera de disculpa.
—Gracias a Olofi — señaló el Babalowo.
—Todo bien, Olowo— señalé tras quedarme claro que me encontraba rodeado de gente ignorante: el propio Babalowo dijo que 6-8 es de Diloggun, entonces ¿por qué habló de aplicar los conocimientos de Ifa?
 
5.
Ni que decir que ChatGpt dijo más mamadas que los mismitos cubanos cuando se trata de manipular Obi, Diloggun y Epkuele.
 
Primero señaló: Parece que estás usando un refrán popular que significa que a veces pequeñas señales o indicios pueden predecir situaciones más grandes o problemas futuros.
 
Luego incluyó indicó: Esta expresión se refiere a alguien que se muestra inflexible y no está dispuesto a ceder en su posición, incluso cuando podría ser sensato hacerlo.
 
Posteriormente enumeró estaturas con medidas que ni venían al caso, lo que obligó al Babalowo a incorporar palabras como santería, regla osha, ifa y demás hasta que arrojó lo que a los cubanos les gusta oír.
 
—¿Qué opinas, Olowo? — me preguntó el Babalowo luego de que la hija de Oshún se asomara por la puerta para avisar que el lavatorio había concluido.
—Deberían usarla con los odus de Ifá —desvié el tema — solo la aplicaron al Diloggún.
—Buena observación, Abure, pero decidimos empezar con los que arroja el caracol y luego lo haremos con las conchas.
—Tienes razón: es mejor ir por partes — dije, tras lo cual me puse de pie, cosa que la mayoría de Santeros y Babalowos imitaron.
—Lo haremos — agregó el Babalowo — uno de mis ahijados es programador informático (sic) y me explicaba que ChatGpt es de código abierto y aunque será engorroso, está cargando los odus, tipos de iré y osogbo, orikis, rezos… todo lo relacionado con una consulta y nosotros solo tendremos que escribir los signos y el programa los interpretará y luego marcará incluso ebboses.
—Vaya, suena interesante — dije fingiendo asombro.
—Estás invitado los martes a venir a este Ilé, donde nos reunimos para seguir estudiando el tema y ver los avances de mi ahijado.
—…
 
6.
—¿Me puedes regalar un vaso con coca cola fría, pero sin hielo? — pedí a la hija de Oshun y mientras iba por él me cubrí las manos con cascarilla.
 
Luego, al tiempo que los mayores cerraban el lavatorio aproveché para meterme al cuarto donde los tres Aleyos hacían penitencia. Toqué a Alicia por el brazo, a quien ya le habían vendado los ojos, mientras le soltara un discreto “shhh” y coloqué en sus labios el vaso, el cual quiso tomarlo con las manos, algo que le impedí haciendo un par de chasquidos con la boca. Lo bebió a traguitos hasta que terminó el contenido y volví al patio.
 
La iniciación se realizó en el tiempo originalmente establecido y si bien el acuerdo con el padrino de Alicia fue que yo no participaría en las ceremonias, estuve presente en todas hasta que se realizó el fifeto.
 
7.
Cuando el Babalowo dio instrucciones a la Oyugbona de dar de comer a los ahora Yabós, pedí permiso para atender a Alicia y unos 40 minutos después ya iba rumbo a casa de mi suegra a recoger a mi esposa.
 
8.
—Pensé no llegarías.
—Es una buena casa religiosa… tienen disciplina y ya sabes: si Santeros y Babalowos no salen con pendejadas, las ceremonias se hacen y terminan como debe ser.
—¿Entonces todo estuvo bien? — inquirió.
—Casi…
—¿Y eso?
—En breve si un Santero o Babalowo no tienes una laptop, no podrán comunicarse con Orunla no con cualquier Orisha — dije y le expliqué lo que harían en ese Ilé con la Inteligencia artificial.
—Bienvenido a la modernidad — se burló.
—En realidad: bienvenidos al ridículo y la ignorancia.
—Alguien debería desarrollar una Inteligencia espiritual — señaló.
—Ya empezaron
—¡¿Cómo?! — exclamó.
—En Japón crearon un robot cuyo núcleo es alimentado con Inteligencia artificial — expliqué — se llama “Mindar” y tiene el grado de sacerdote, el cual reza día y noche en un templo budista en Japón.
—¡Mierda! — exclamó.