22 de noviembre de 2025
Fue divertido mientras duró
Mi esposa me dice que debería volver a la
universidad para estudiar otra carrera, Psicología. Luego de leer este texto
insistió, ya que lo desarrollé con mucha influencia de esa disciplina. Me lo
estoy pensando.
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traición
16 de noviembre de 2025
8 de noviembre de 2025
Los disfraces del Día de Muertos acortan tus años de vida
1.
El Día de
Muertos y la Navidad, por citar solo algunos, son un ejemplo de la falta de
cuestionamiento de por qué tenemos la obligación de “celebrarlos” cada año. A
pesar de que existen otros otras festividades, incluyendo las que pertenecen a
cada país, tanto la Navidad como el Día de Muertos enmascaran rituales cuyo
impacto negativo en sus vidas la gente desconoce.
Aprovechando
que aún estamos en noviembre “celebrando a los difuntos”, pondré ejemplos de
cómo la ignorancia desmadra la vida de una persona, o de toda una familia, con
actitudes que lo único que provocan es acortar su existencia.
2.
Primero
recordaré aquella anécdota relacionada con los indígenas Angaités, una tribu
originaria del Chaco Boreal de Paraguay, que evitaban ser fotografiados para
que la imagen no les robara su alma. Esta
creencia salió a la luz pública como consecuencia de un hecho lamentable,
cuando Guido Boggiani, pintor, dibujante, fotógrafo y etnólogo italiano, se
aventuró en 1887 por el interior del Brasil, Bolivia y Paraguay para documentar
la vida de sus aborígenes.
Cierta tarde Boggiani
fue atravesado en la espalda por una lanza y su cráneo destruido a golpes, ya
que los aborígenes creían que les robaba el alma a través de sus fotos. Su cuerpo
fue decapitado y la cámara fotográfica fue hallada, a metros de distancia, enterrada.
Si bien es un
ejemplo del salvajismo, los Angaités no estaban tan equivocados: una fotografía
atrapa la esencia de una persona (su
imagen representa el astral en un momento determinado), motivo por el cual son
las herramientas preferidas para hacer brujería en méxico.
3.
El antropólogo
Juan Hernández Castillo señala en uno de sus lúcidos ensayos que: “La relación de los mexicanos con la muerte
es una creencia que se lleva a la práctica con el “Día de Muertos”, que honra a
los difuntos no con tristeza, sino con júbilo. Esta tradición, que mezcla
elementos prehispánicos y católicos, afirma que las almas de los antepasados
regresan a la tierra para convivir por unas horas con los vivos”.
Sin embargo,
alrededor de esa conmemoración se han
desarrollado una serie de rituales cuestionables que más allá de la ridiculez,
ponen en peligro la vida de quienes los practican.
4.
El 27 de
octubre de este 2025, la institución donde trabajo convocó a todos los
empleados para una jornada de “diversión, convivencia y esparcimiento”,
invitándolos a que asistieran a su oficina el viernes 31 disfrazados, con
motivos alusivos (sic) a “Halloween” y Día de muertos, llevando a sus hijos
igualmente ataviados y preparando su bolsillo para comprar tamales, pan, atole,
dulces y demás antojitos que se
venderían en la explanada del edificio.
Además de
ello, el área de recursos humanos montó dos altares inmensos en el mezzanine que, curiosamente, cumplieron
con todos los requisitos esotéricos para atraer desencarnados.
5.
Para quien no
lo sepa, cuando Claudia Sheinbaum Pardo juró como presidente del país en pleno
Zócalo de la capital, en una ceremonia llena de alusiones a Shangó (de quien es
hija, porque ella está iniciada en la Osha, al igual que Andrés Manuel López Obrador,
quien es hijo de Obatalá), también apeló al Palo Mayombe y al Espiritismo, para
lo cual recomiendo analizar y revisar con calma el bastón de mando que
presumió, no el que debieron haberle entregado los indígenas mexicanos, sino el
que López Obrador le mandó fabricar con un Babalowo que vive en el Estado de
México.
Ya empotrada
en Palacio Nacional, Sheinbaum instruyó a todos los directivos de la
administración pública a despedir a los empleados que tuvieran más de 50 años y
contrataran a jóvenes surgidos de las filas del partido gobernante MORENA.
En el caso de
mi institución, ello se ha cumplido al pie de la letra, cesando a aquellos que
concentraban la experiencia técnica en el manejo del sector hidráulico, para
contratar a jóvenes que no conocen el ciclo hidrológico… ni siquiera la
composición química del agua, pero que son altamente manipulables no solo
ideológicamente, sino para pintarrajearse la cara como calacas (para el ya
citado “Halloween”) o para disfrazarse de Adelitas (por el Aniversario de la
revolución mexicana).
6.
En el año
2004, el patético presidente de extrema derecha, Vicente Fox, instruyó a la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público comprara a Bancomer un edificio que tenía
abandonado desde hacía 31 años, ubicado en la esquina del Eje 10 y avenida
Insurgentes Sur.
El costo
ascendió a 749 millones 394 mil pesos, mas conforme iniciaron los trabajos de
rehabilitación, se descubrió que el edificio tenía debilidades en su
infraestructura, por lo que en una reunión con el personal administrativo para
analizar la posible cancelación de la mudanza, alguien propuso triangular
“energía”, a través de una serie de ceremonias esotéricas, utilizando el “Panteón
San Rafael” (que se localiza enfrente del edificio y que fue creado hace más de
200 años), para evitar que se derrumbara en el corto plazo.
La decisión se
discutió, de inmediato se aprobó, se propuso a Fox, él aceptó (conociendo las
actividades brujeriles de su esposa), se hicieron las obras pertinentes y, a
saber qué ofrecieron, pero el edificio sigue en pie.
Entré un par
de veces a ese cementerio para quitar maldiciones por abortos a dos de grandes
amigos. Ya dentro pude constatar que efectivamente se puede realizar una
triangulación de energía muertera, misma que me fue confirmada por un Tata
Mayombe al que acudí para que me “limpiara”, luego de la segunda visita al
centenario camposanto.
Sí, claro que ceremonias
así tienen consecuencias, ya que uno de los principales indicadores de la
famosa “Encuesta de clima y cultura organizacional”, que cada año realiza el
gobierno para conocer cómo se sienten sus empleados, donde trabajo sobresalen los
problemas de salud.
7.
Es común que
los mexicanos se maquillen el “Día de Muertos”, tal como de les ordenó a
sus empleados, con temas alusivos al “Halloween” y demás personificaciones
relacionadas con la Muerte.
En este
sentido hay una perversa identificación con “La Catrina” (mal entendida como representación
de la Muerte), creada por el grabador José Guadalupe Posada, ícono que hasta la
fecha es “un clásico” personificado por las mexicanas el “Día de Muertos” (los
hombres se disfrazan de Charros de la Muerte con ojeras, bigote y sombrero, pero
en pleno siglo 21 y sin caballo, a nadie le importa que simulen ser machos
cuando México es el tercer país a nivel mundial con población homosexual
masculina).
En este
contexto hay una religión inteligente (no diré el nombre porque no viene al
caso, pero NO tiene que ver con las creencias masificadas como el catolicismo
en América Latina), en la que de nueve niveles de evolución espiritual, las
mujeres ocupan el quinto lugar, mientras los hombres el cuarto. No hay
desprecio contra ellos, simplemente se les reconoce el don que tienen ellas que
es el de la creación y el de ellos proveer.
Sí, las
mujeres son creadoras de mucho, más allá del desgastado discurso de que dan vida,
son mucho más, pero en su existencialismo se limitan a creerse Catrinas. El
problema es que La Catrina no tiene nada que ver con el “Día de Muertos”: esa
es una de las tantas deformaciones que han hecho los mexicanos de la cultura
popular y de la espiritualidad.
La Catrina,
creada por Posada, personifica a el fin de la vida como igualador social y
cultural, y fue implantada para burlarse
de las mujeres que despreciaban sus raíces indígenas por intentar ser europeas.
Así que no tiene nada que ver con empoderamiento femenino ni con calacas decorativas.
Las primeras
en obedecer fueron cientos de mujeres (imaginen, el edificio
aglomera aproximadamente a 3,000 personas), quienes además llevaron a sus hijos
“disfrazados” de lo mismo (algunos como Zombis, Alebrijes o Brujas, pero que
alguien me saque de mi ignorancia: ¿qué tienen que ver muertos vivientes, animales
imaginarios y hechiceras con los desencarnados?), y recorrieron los 13 pisos
del edificio “asustando a la gente”.
8.
Si ustedes
revisan las redes sociales mexicanas, descubrirán que muchas mujeres subieron
selfies, videos y fotografías maquilladas de desde Catrinas, Fantasmas, Calaveras
hasta Annabelle, Merlina y demás personificaciones, algunas asumiendo poses con
intenciones de asustar, muchas con fuerte carga sexual y otras simplemente
tratando de formar parte de las masas que se sumaron a la moda de celebrar el
“Día de Muertos”.
9.
Y aquí
conviene recordar que, pese a ser calificados de salvajes, los Angaités de
Paraguay no estaban tan equivocados: una foto no te roba el alma, pero como
dije antes, captura tu esencia astral y las mujeres en mi trabajo, orgullosas de
mostrarse como Catrinas, junto con sus hijos, quedaron capturados como cadáveres
en esas fotos y videos llamando con anticipación su irremediable futuro.
Así, esas
imágenes plasmaron la representación cadavérica de su apariencia al morir
(fotos ad eternum, ya diseminadas en
las entrañas de la web, si las compartieron en Instagram o Facebook), al igual
de cómo se verán los esqueletos de sus vástagos.
Pero las
imágenes de las empleadas de (que no saben o no les interesa eso de ser creadoras), están ahí. Ahora
vinculen esas ganas de quererse disfrazar de Desencarnadas a la triangulación
de la energía que tiene el edificio con el Panteón que tenemos enfrente.
Luego,
queridos lectores, repliquen este escenario a las docenas de dependencias que
tiene el gobierno, en todo el país, y que también montaron ofrendas e invitaron
a su personal a disfrazarse de lo que serán en breve: restos humanos.
10.
Todo lo
anterior no está escrito al azar, ya que el tiempo que verán reducida su vida
hombres, mujeres y sus hijos por usar disfraces mortuorios, así como quedar capturada
esa imagen en fotografías, es de un año.
Así que saquen
cuentas: si cada 1 y 2 de noviembre se visten (o se han disfrazado en años
anteriores) y han dejado para la posteridad fotos, ¿cuántos años más van a
vivir?
1.
El Día de
Muertos y la Navidad, por citar solo algunos, son un ejemplo de la falta de
cuestionamiento de por qué tenemos la obligación de “celebrarlos” cada año. A
pesar de que existen otros otras festividades, incluyendo las que pertenecen a
cada país, tanto la Navidad como el Día de Muertos enmascaran rituales cuyo
impacto negativo en sus vidas la gente desconoce.
Aprovechando
que aún estamos en noviembre “celebrando a los difuntos”, pondré ejemplos de
cómo la ignorancia desmadra la vida de una persona, o de toda una familia, con
actitudes que lo único que provocan es acortar su existencia.
2.
Primero
recordaré aquella anécdota relacionada con los indígenas Angaités, una tribu
originaria del Chaco Boreal de Paraguay, que evitaban ser fotografiados para
que la imagen no les robara su alma. Esta
creencia salió a la luz pública como consecuencia de un hecho lamentable,
cuando Guido Boggiani, pintor, dibujante, fotógrafo y etnólogo italiano, se
aventuró en 1887 por el interior del Brasil, Bolivia y Paraguay para documentar
la vida de sus aborígenes.
Cierta tarde Boggiani
fue atravesado en la espalda por una lanza y su cráneo destruido a golpes, ya
que los aborígenes creían que les robaba el alma a través de sus fotos. Su cuerpo
fue decapitado y la cámara fotográfica fue hallada, a metros de distancia, enterrada.
Si bien es un
ejemplo del salvajismo, los Angaités no estaban tan equivocados: una fotografía
atrapa la esencia de una persona (su
imagen representa el astral en un momento determinado), motivo por el cual son
las herramientas preferidas para hacer brujería en méxico.
3.
El antropólogo
Juan Hernández Castillo señala en uno de sus lúcidos ensayos que: “La relación de los mexicanos con la muerte
es una creencia que se lleva a la práctica con el “Día de Muertos”, que honra a
los difuntos no con tristeza, sino con júbilo. Esta tradición, que mezcla
elementos prehispánicos y católicos, afirma que las almas de los antepasados
regresan a la tierra para convivir por unas horas con los vivos”.
Sin embargo,
alrededor de esa conmemoración se han
desarrollado una serie de rituales cuestionables que más allá de la ridiculez,
ponen en peligro la vida de quienes los practican.
4.
El 27 de
octubre de este 2025, la institución donde trabajo convocó a todos los
empleados para una jornada de “diversión, convivencia y esparcimiento”,
invitándolos a que asistieran a su oficina el viernes 31 disfrazados, con
motivos alusivos (sic) a “Halloween” y Día de muertos, llevando a sus hijos
igualmente ataviados y preparando su bolsillo para comprar tamales, pan, atole,
dulces y demás antojitos que se
venderían en la explanada del edificio.
Además de
ello, el área de recursos humanos montó dos altares inmensos en el mezzanine que, curiosamente, cumplieron
con todos los requisitos esotéricos para atraer desencarnados.
5.
Para quien no
lo sepa, cuando Claudia Sheinbaum Pardo juró como presidente del país en pleno
Zócalo de la capital, en una ceremonia llena de alusiones a Shangó (de quien es
hija, porque ella está iniciada en la Osha, al igual que Andrés Manuel López Obrador,
quien es hijo de Obatalá), también apeló al Palo Mayombe y al Espiritismo, para
lo cual recomiendo analizar y revisar con calma el bastón de mando que
presumió, no el que debieron haberle entregado los indígenas mexicanos, sino el
que López Obrador le mandó fabricar con un Babalowo que vive en el Estado de
México.
Ya empotrada
en Palacio Nacional, Sheinbaum instruyó a todos los directivos de la
administración pública a despedir a los empleados que tuvieran más de 50 años y
contrataran a jóvenes surgidos de las filas del partido gobernante MORENA.
En el caso de
mi institución, ello se ha cumplido al pie de la letra, cesando a aquellos que
concentraban la experiencia técnica en el manejo del sector hidráulico, para
contratar a jóvenes que no conocen el ciclo hidrológico… ni siquiera la
composición química del agua, pero que son altamente manipulables no solo
ideológicamente, sino para pintarrajearse la cara como calacas (para el ya
citado “Halloween”) o para disfrazarse de Adelitas (por el Aniversario de la
revolución mexicana).
6.
En el año
2004, el patético presidente de extrema derecha, Vicente Fox, instruyó a la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público comprara a Bancomer un edificio que tenía
abandonado desde hacía 31 años, ubicado en la esquina del Eje 10 y avenida
Insurgentes Sur.
El costo
ascendió a 749 millones 394 mil pesos, mas conforme iniciaron los trabajos de
rehabilitación, se descubrió que el edificio tenía debilidades en su
infraestructura, por lo que en una reunión con el personal administrativo para
analizar la posible cancelación de la mudanza, alguien propuso triangular
“energía”, a través de una serie de ceremonias esotéricas, utilizando el “Panteón
San Rafael” (que se localiza enfrente del edificio y que fue creado hace más de
200 años), para evitar que se derrumbara en el corto plazo.
La decisión se
discutió, de inmediato se aprobó, se propuso a Fox, él aceptó (conociendo las
actividades brujeriles de su esposa), se hicieron las obras pertinentes y, a
saber qué ofrecieron, pero el edificio sigue en pie.
Entré un par
de veces a ese cementerio para quitar maldiciones por abortos a dos de grandes
amigos. Ya dentro pude constatar que efectivamente se puede realizar una
triangulación de energía muertera, misma que me fue confirmada por un Tata
Mayombe al que acudí para que me “limpiara”, luego de la segunda visita al
centenario camposanto.
Sí, claro que ceremonias
así tienen consecuencias, ya que uno de los principales indicadores de la
famosa “Encuesta de clima y cultura organizacional”, que cada año realiza el
gobierno para conocer cómo se sienten sus empleados, donde trabajo sobresalen los
problemas de salud.
7.
Es común que
los mexicanos se maquillen el “Día de Muertos”, tal como de les ordenó a
sus empleados, con temas alusivos al “Halloween” y demás personificaciones
relacionadas con la Muerte.
En este
sentido hay una perversa identificación con “La Catrina” (mal entendida como representación
de la Muerte), creada por el grabador José Guadalupe Posada, ícono que hasta la
fecha es “un clásico” personificado por las mexicanas el “Día de Muertos” (los
hombres se disfrazan de Charros de la Muerte con ojeras, bigote y sombrero, pero
en pleno siglo 21 y sin caballo, a nadie le importa que simulen ser machos
cuando México es el tercer país a nivel mundial con población homosexual
masculina).
En este
contexto hay una religión inteligente (no diré el nombre porque no viene al
caso, pero NO tiene que ver con las creencias masificadas como el catolicismo
en América Latina), en la que de nueve niveles de evolución espiritual, las
mujeres ocupan el quinto lugar, mientras los hombres el cuarto. No hay
desprecio contra ellos, simplemente se les reconoce el don que tienen ellas que
es el de la creación y el de ellos proveer.
Sí, las
mujeres son creadoras de mucho, más allá del desgastado discurso de que dan vida,
son mucho más, pero en su existencialismo se limitan a creerse Catrinas. El
problema es que La Catrina no tiene nada que ver con el “Día de Muertos”: esa
es una de las tantas deformaciones que han hecho los mexicanos de la cultura
popular y de la espiritualidad.
La Catrina,
creada por Posada, personifica a el fin de la vida como igualador social y
cultural, y fue implantada para burlarse
de las mujeres que despreciaban sus raíces indígenas por intentar ser europeas.
Así que no tiene nada que ver con empoderamiento femenino ni con calacas decorativas.
Las primeras
en obedecer fueron cientos de mujeres (imaginen, el edificio
aglomera aproximadamente a 3,000 personas), quienes además llevaron a sus hijos
“disfrazados” de lo mismo (algunos como Zombis, Alebrijes o Brujas, pero que
alguien me saque de mi ignorancia: ¿qué tienen que ver muertos vivientes, animales
imaginarios y hechiceras con los desencarnados?), y recorrieron los 13 pisos
del edificio “asustando a la gente”.
8.
Si ustedes
revisan las redes sociales mexicanas, descubrirán que muchas mujeres subieron
selfies, videos y fotografías maquilladas de desde Catrinas, Fantasmas, Calaveras
hasta Annabelle, Merlina y demás personificaciones, algunas asumiendo poses con
intenciones de asustar, muchas con fuerte carga sexual y otras simplemente
tratando de formar parte de las masas que se sumaron a la moda de celebrar el
“Día de Muertos”.
9.
Y aquí
conviene recordar que, pese a ser calificados de salvajes, los Angaités de
Paraguay no estaban tan equivocados: una foto no te roba el alma, pero como
dije antes, captura tu esencia astral y las mujeres en mi trabajo, orgullosas de
mostrarse como Catrinas, junto con sus hijos, quedaron capturados como cadáveres
en esas fotos y videos llamando con anticipación su irremediable futuro.
Así, esas
imágenes plasmaron la representación cadavérica de su apariencia al morir
(fotos ad eternum, ya diseminadas en
las entrañas de la web, si las compartieron en Instagram o Facebook), al igual
de cómo se verán los esqueletos de sus vástagos.
Pero las
imágenes de las empleadas de (que no saben o no les interesa eso de ser creadoras), están ahí. Ahora
vinculen esas ganas de quererse disfrazar de Desencarnadas a la triangulación
de la energía que tiene el edificio con el Panteón que tenemos enfrente.
Luego,
queridos lectores, repliquen este escenario a las docenas de dependencias que
tiene el gobierno, en todo el país, y que también montaron ofrendas e invitaron
a su personal a disfrazarse de lo que serán en breve: restos humanos.
10.
Todo lo
anterior no está escrito al azar, ya que el tiempo que verán reducida su vida
hombres, mujeres y sus hijos por usar disfraces mortuorios, así como quedar capturada
esa imagen en fotografías, es de un año.
Así que saquen
cuentas: si cada 1 y 2 de noviembre se visten (o se han disfrazado en años
anteriores) y han dejado para la posteridad fotos, ¿cuántos años más van a
vivir?
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28 de octubre de 2025
Urge hablar con los desencarnados el Día de muertos
Aprovechando que se viene el Día de Todos los
Santos y los Fieles Difuntos, mejor conocido como el Día de Muertos, en el que
los desencarnados tienen “permiso” para “venir” a que sus vivos les preparen
una ofrenda, vale la pena preguntarse: ¿qué hacer si en esos días los
antepasados nos contactan a través de los sueños?
Los sabios* advierten que los muertos se
hacen presentes entre sueños tal como nos acordamos de ellos, con el rostro,
edad y la misma estatura que tenían en vida, y de ello ya he escrito antes en
este blog, señalando que la mayoría pueden tener la imagen y personalidad que
tuvieron en el momento máximo de su evolución material o espiritual.
Sin embargo, no pueden hablar en forma
verbal, su comunicación es telepática.
¿Por qué sucede esto?, porque se encuentran en un plan dimensional
completamente distinto al nuestro, donde no existe el habla tradicional, lo que
puede complicar nuestra interlocución con ellos.
Por si no fuera suficiente, se debe cumplir
con un requisito fundamental para saber que es alguien que en vida estuvo
vinculado con nosotros: se le debe ver claramente el rostro, pues en caso
contrario, aunque sintamos que se trata de X, Y o Z, significa que está frente
a nosotros una Entidad oscura, un Eggun obsesor o un Demonio tratando de
tomarnos el pelo.
Es común que la gente me pregunte: ¿por qué sueño
con mis padres (y abuelos, hermanos, tíos o incluso amistades), cuando su
muerte es “reciente”?
Esto se explica de manera sencilla: el
espíritu** humano no puede trascender por diversos motivos, uno de los cuales
señala que esto sucedería hasta que el cuerpo se descomponga por completo en su
sepulcro o, dicho de otro modo, hasta que los huesos se conviertan en polvo en
un proceso natural. Esto se debe a que la conexión entre el cuerpo y el
espíritu perdura tras la muerte; sin embargo, si el espíritu requiere
asistencia para trascender, no podrá descansar hasta que alguien le brinde esa
ayuda. Por ello nos contactan apenas murieron.
¿Y cómo vamos a saber si necesitan ayuda?, ¿Y
qué tal que quienes necesitamos ayuda somos nosotros?
Todo desencarnado que sigue entre nosotros,
que no ha trascendido, necesita asistencia y precisamente para eso son los
sueños, para que través de ellos nos ofrezcan señales claras de sus penurias,
tal como se puede inferir de los siguientes ejemplos:
—si
al desencarnado se le ve en el marco de una puerta, pero sin cruzarla, señala
un tema pendiente entre ambos (el vivo y el muerto), como la clemencia,
promesas incumplidas o conversaciones aplazadas,
—si
se le percibe angustiado, llorando, enfermos o afligidos, están sufriendo algún
castigo,
—si
está encarcelado en un lugar sombrío o rodeado de policías, gendarmes o
soldados, significa que están en una prisión espiritual,
—si
está en una tertulia familiar, pero no se le ve comer, quiere decir que
necesitan ayuda espiritual,
—si
aparece desnudo o descalzo, simboliza que sienten vergüenza o tienen actitudes
de que avergonzarse y los vivos se han enterado de ellas,
—si
se sueña seguido con el mismo difunto, sugiere que necesita ser escuchado con
urgencia.
En el otro extremo, podemos soñar con alguno
de nuestros antepasados mirándonos con odio, burla o tristeza, lo que refleja
que somos nosotros quienes tenemos algún tema pendiente con ellos.
En ambos sentidos es importante considerar
las emociones con las que se despierta la gente tras soñar con un desencarnado,
ya sea melancolía, enojo, desasosiego, tranquilidad, confusión, miedo,
felicidad, asco, etc., porque, recordemos, todos los detalles del sueño son
simbolismos (nunca son exactos o literales), que deben saber interpretarse.
Ahora, ¿cómo comunicarse correctamente con
los desencarnados, ahora que se aproxima el Día de Muertos? Existen muchas
formas de hacerlo, pero la más práctica y segura la pueden poner en práctica a
partir de los últimos días del mes de octubre y durante todo noviembre:
Antes de dormir pidan al ser espiritual o
entidad que ustedes consideren es su protector que esa noche les permita
comunicarse con el difunto (escriben el nombre en una hoja de papel), pidiendo
responda a sus preguntas o les transmita algún mensaje que necesite ser
escuchado. Luego anotarán las preguntas que ustedes tengan para ellos en esa
hoja al mismo tiempo que las dicen en voz alta.
El papel se dejará sin doblar a un lado
(sobre una mesita) o debajo de la cama y se tratará de dormir colocando todos sus
sentidos abiertos para que ese ser querido se pueda comunicar.
Si son ustedes quienes desean transmitir un
mensaje, como petición de perdón o mostrar arrepentimiento de algo que ustedes
hicieron, también lo anotarán junto con el nombre del destinatario (solo puede
ser uno a la vez y, si fuera el caso, se debe empezar por los progenitores, y
en este caso el padre, ya que en las religiones se le considera el pater familias).
Es importante tomar en cuenta lo siguiente:
si no consiguen la comunicación en la primera noche puede ser porque ustedes
están inquietos, enojados, preocupados, deprimidos o angustiados por problemas
mundanos (deben tener confianza espiritual o no intentarlo si tienen miedo,
pues ello podría contribuir a carecer de claridad mental) o porque sea su
difunto quien necesita encontrar la manera adecuada, en su entorno y condición,
para vincularse con ustedes.
Además, la motivación para establecer
contacto debe ser por amor, desarrollo espiritual o para cerrar pendientes
entre ambos, no con el objetivo de conseguir información confidencial, ventajas
materiales ni mucho menos realiza peticiones para que afecten la vida de los
demás.
Esto podrán hacerlo hasta 13 veces (una
diaria) para un solo difunto antes de obtener respuesta. En caso de que hayan
soñado con anterioridad con él y lo hayan visto en condiciones de tristeza,
desnudez o angustiado, es muy probable que en alguno de sus trece intentos se
muestre vestido y tranquilo lo que puede significar que su deseo de contactarlo
en realidad sirvió para que pudiera trascender alguna situación que lo tenía
atrapado.
Si en los primeros intentos lo consiguen,
pueden seguir con la madre siempre y cuando lo hagan en los plazos señalados
párrafos arriba. Luego los hijos. Más allá de realizar esta obra en la época de
celebración de los muertos, pueden hacerlo durante todo el año siempre y cuando
sea en luna llena o luna nueva.
Hay mucha información relacionada con el
mundo de los desencarnados, misma que debe adquirirse (de buena fuente), pero
también razonarse para saber los motivos y la manera correcta de comunicarse
con ellos. Por ejemplo, existe la creencia de que todos los desencarnados
siguen entre nosotros porque dejaron algo sin resolver. Si no lo tuvieran no
estarían aquí, lo que rompe con la cursi creencia de que están a nuestro lado
para cuidarnos, porque aún si el motivo fuera ese, protegernos, obedece a una
situación no resuelta.
A veces el pendiente puede ser con ellos
mismos: hay espíritus que no pueden despedirse de su cuerpo apropiadamente.
Estos espíritus se quedan en este mundo, intentando localizar el suyo, y al no
conseguirlo, se aferran a un cuerpo con desesperación (uno de los motivos de
traer un “muerto pegado”), quedándose con una persona débil o enferma, por lo
que requieren ser liberados bajo condiciones especiales.
Otra de las razones más comunes es que al
momento de fallecer nos odiaran con enjundia. Y este tema es más que
importante, ya que, recordemos que los desencarnados están en transición y
rumbo a la reencarnación, lo que los pone camino al futuro y en este terreno
llevan ventaja a quienes no hemos muerto, por lo que ese odio lo van sembrando
por adelantado, en los caminos que apenas comenzaremos a transitar (este punto
lo desarrollaré en otra entrada, ya que puede ser el origen de quiebra de
negocios, divorcios, accidentes e incluso muerte de allegados).
*gracias a RS por iluminar con su
sabiduría mi ignorancia.
**en este blog está explicado hasta la
saciedad la diferencia entre espíritu y alma, recomiendo buscarlas.
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luna llena,
luna nueva
22 de octubre de 2025
En 2025 los aztecas siguen realizando sacrificios humanos (último)
6.
Después de los sacrificios, los mayas y aztecas decapitaban a algunos de sus víctimas, y después de desollarlas, hervirlas y quitarles la carne, colocaban su cabeza en una pared formada con cráneos apilados, lo cual también tenía un significado espiritual.
En ciertos casos, sacerdotes de alto nivel solían conservar algún hueso del sacrificado (principalmente fémur), los cuales recibían cierto tratamiento y terminaban en envueltos en pieles o telas especiales, tras lo cual eran depositados en algún rincón del templo, durante cierto tiempo, antes de ser sustituidos por alguna parte ósea de una nueva víctima.
Los narcotraficantes no se quedan atrás en actitudes necrófilas: sus enemigos, luego de ser torturados, asesinados y parte de sus carnes consumidas, son desmembrados y también ciertos huesos (por lo regular dedos y/o cráneos), son introducidos en calderos o colocados en altares donde extrañamente (tomando en cuenta que en vida eran sus rivales), reciben ciertas tenciones, ofrendas y en ocasiones hasta oraciones.
En el extremo, los mayas y aztecas solían usar pequeños huesos de sus víctimas militares y las incorporaban a su indumentaria militar. En el caso de los líderes de los cárteles de la droga, se han documentado casos en donde algunos capos toman un hueso y tallan una figura pequeña de la Santa Muerte o alguna otra entidad y la introducen en su cuerpo.
En ambos casos esa práctica era/es resultado de la creencia de que esos pequeños fragmentos óseos les protegerían/protegerán de la muerte a manos de sus enemigos.
7.
Los sacrificios humanos y religión en la historia de la sociedad siempre han ido de la mano, aunque en algunos casos sea algo simbólico. Por ejemplo, en el catolicismo, durante la celebración de la llamada eucaristía, en algún momento el sacerdote presume que Jesús, El Cristo, dijo: “Éste es mi cuerpo entregado por ustedes; esta es mi sangre derramada por ustedes. Hagan esto en mi memoria”, tras lo cual invita a los feligreses a participar en un acto de antropofagia*.
Sin embargo, el tema de los cárteles de la droga y el canibalismo tiene particularidades, como es el caso de Nazario Moreno González.
Fue fundador de Los Caballeros Templarios, un cartel surgido en Michoacán, aliado del Cártel de Sinaloa. Moreno adoctrinaba a sus sicarios con pasajes de la biblia, servicios religiosos tipo misas y cantos religiosos con los que justificaba sus crímenes.
Ya lejos de sus feligreses, realizaba rituales con los cuerpos de sus víctimas, organizando “ceremonias” en las que los miembros del cártel y/o socios convocados debían comerse el corazón de rivales previamente capturados, torturados y “preparados” con anticipación para tal fin (como ya vimos también sucedía en la cultura mexica con los sacrificios del Templo Mayor y la ingesta ritual de carne humana en Tenochtitlán).
Irónicamente, en vida Nazario llegó a proclamarse “Santo” y en la actualidad cuenta con numerosas iglesias y templos donde miles de feligreses le rinden incomprensible culto, al igual que a Jesús Juárez Malverde, más conocido como “San Malverde” en Sinaloa, el Santo protector de narcos y sicarios, culto que combina creencias, usos y costumbres del catolicismo.
8.
En numerosos artículos de la prensa se ha destacado el vínculo entre cárteles y la práctica de ciertos cultos religiosos, sobre todo dentro de las cárceles del país, donde líderes del narcotráfico han montado templos, tronos y altares consagrados, entre otros, a la Santa muerte y San judas Tadeo, al mismo tiempo que a los Orishas, los Mpungos congos e incluso a Loas vudú.
En el penal de Topo Chico, ubicado en la ciudad de Monterrey, la prensa consignó que tras su cierre se localizó un altar, del tamaño de una cancha basquetbol, dedicado a la Santa Muerte, donde se encontraron cuchillos, machetes, juguetes, pistolas, drogas, figuras de la deidad de más de 3 metros de altura, huesos, cráneos y restos de sangre. Ahí, representaciones del Santo Niño de Atocha y Elegua se mezclaban con Ixtab, Horus y Huitzilopochtli, haciendo un extraño sincretismo entre el pasado y el presente.
Existen más similitudes, al mismo tiempo que diferencias, sobre los orígenes, la intención y la manera de llevar a la práctica ciertas creencias religiosas, pero un factor común entre todos es que el comportamiento humano, sin importar la época, está caracterizado por el vínculo con el poder, el sacrificio, la dominación, el miedo y sobre todo la violencia, que en ambos grupos minimizan el valor de la vida de las personas sin importar raza, sexo ni edad, generando así mismo fragmentación social, desestabilización falta de solidaridad, dolor, desplazamientos masivos y desconfianza.
Una última similitud a destacar entre los sacrificios aztecas y mayas y las masacres de los cárteles de la droga: si bien los sacrificios de las tribus prehispánicas formaban parte de un sistema de creencias espirituales, mientras que el asesinato de los narcos crea aparentemente una distorsión de la espiritualidad, que, sin embargo, se convierte en un sistema de creencias.
En el extremo, quizá la diferencia más importante entre mayas y aztecas con respecto a los narcos, es que los primeros hacían sacrificios humanos como un ejercicio de poder, mientras estos últimos, bajo una visión absolutamente pragmática, los incluyen a la par de la producción y el tráfico de drogas, lavado de dinero, prostitución y trata de blancas, extorsión, venta de armas, secuestro y trata de personas, como parte de todo ello y a través de un perverso empoderamiento ritualístico que incluye un culto diferente a los dioses de siempre o a nuevas deidades.
Claro que los testigos también colaboraban en esas diferencias: las sociedades prehispánicas celebraban esos sacrificios (cual vil circo romano), en tanto que nosotros, mientras desayunamos, lo hacemos mirando el noticiero o la primera plana del diario donde nos informan, entre bocado y bocado, el descubrimiento de una fosa clandestina con más de 200 cadáveres.
Indiferencia total.
9.
Así, tanto las tribus prehispánicas y los cárteles encontraron en los sacrificios humanos un mecanismo con el que están seguros que podían manipular las fuerzas que controlan la vida, como el karma o el destino, aunque sean términos occidentales, los aztecas tenían un refrán que advertía “Resbaladiza, escurridiza es la tierra”, los mayas también: “Mira primero lo que haces, para que no te arrepientas después”; los narcos también tienen su filosofía: “El problema de pedir favores, es cuando llega el momento de pagarlos”.
Si se analiza lo que conlleva una búsqueda de poder, comprensión del entorno, manipulación del miedo, control social y significado de qué hacen en este plano terrenal, entonces tienen más argumentos para justificar su comportamiento.
No obstante, los sacrificios humanos entre las culturas maya y azteca y los asesinatos de los cárteles del narcotráfico en México tienen motivaciones y contextos diferentes, existen paralelismos en los métodos de violencia utilizados y en su función simbólica dentro de la sociedad.
Así, los indígenas (empleaban) y los narcos (emplean) la violencia extrema como herramienta de control y comunicación, aunque con propósitos distintos y disfrazada con diferentes matices pata justificarla. Sin embargo, en este sentido destaca la complejidad de la violencia en diferentes contextos históricos y culturales, y la importancia de comprender sus raíces, motivos y funciones para entender por qué los sacrificios/asesinatos siguen vigentes en nuestro país.
* Esto me recuerda la Religión Bakongo, conocida como Palo Monte y el culto al Nfumbi, la cual surge de la idea de que “existe vida” después de la muerte, por lo que es necesario proteger el cuerpo para que esa nueva forma de vivir sea agradable para la conciencia superior, el alma, creencia que tiene una historia por demás interesante y que quizá desarrolle en otra entrada.
** Para aquellos devotos del catolicismo, les invito a que reflexionen sobre lo siguiente: si la mal llamada pasión de Cristo y su posterior crucifixión trajo como consecuencia una carga karmática a la humanidad, ¿por qué en cada misa, durante la eucaristía, el padrecito reitera ese karma haciéndoles tragar el “cuerpo de Cristo”?... ¿será que los feligreses se creen ese cuento de que comiéndose a Jesús obtendrán la salvación de su trasero?
Después de los sacrificios, los mayas y aztecas decapitaban a algunos de sus víctimas, y después de desollarlas, hervirlas y quitarles la carne, colocaban su cabeza en una pared formada con cráneos apilados, lo cual también tenía un significado espiritual.
En ciertos casos, sacerdotes de alto nivel solían conservar algún hueso del sacrificado (principalmente fémur), los cuales recibían cierto tratamiento y terminaban en envueltos en pieles o telas especiales, tras lo cual eran depositados en algún rincón del templo, durante cierto tiempo, antes de ser sustituidos por alguna parte ósea de una nueva víctima.
Los narcotraficantes no se quedan atrás en actitudes necrófilas: sus enemigos, luego de ser torturados, asesinados y parte de sus carnes consumidas, son desmembrados y también ciertos huesos (por lo regular dedos y/o cráneos), son introducidos en calderos o colocados en altares donde extrañamente (tomando en cuenta que en vida eran sus rivales), reciben ciertas tenciones, ofrendas y en ocasiones hasta oraciones.
En el extremo, los mayas y aztecas solían usar pequeños huesos de sus víctimas militares y las incorporaban a su indumentaria militar. En el caso de los líderes de los cárteles de la droga, se han documentado casos en donde algunos capos toman un hueso y tallan una figura pequeña de la Santa Muerte o alguna otra entidad y la introducen en su cuerpo.
En ambos casos esa práctica era/es resultado de la creencia de que esos pequeños fragmentos óseos les protegerían/protegerán de la muerte a manos de sus enemigos.
7.
Los sacrificios humanos y religión en la historia de la sociedad siempre han ido de la mano, aunque en algunos casos sea algo simbólico. Por ejemplo, en el catolicismo, durante la celebración de la llamada eucaristía, en algún momento el sacerdote presume que Jesús, El Cristo, dijo: “Éste es mi cuerpo entregado por ustedes; esta es mi sangre derramada por ustedes. Hagan esto en mi memoria”, tras lo cual invita a los feligreses a participar en un acto de antropofagia*.
Sin embargo, el tema de los cárteles de la droga y el canibalismo tiene particularidades, como es el caso de Nazario Moreno González.
Fue fundador de Los Caballeros Templarios, un cartel surgido en Michoacán, aliado del Cártel de Sinaloa. Moreno adoctrinaba a sus sicarios con pasajes de la biblia, servicios religiosos tipo misas y cantos religiosos con los que justificaba sus crímenes.
Ya lejos de sus feligreses, realizaba rituales con los cuerpos de sus víctimas, organizando “ceremonias” en las que los miembros del cártel y/o socios convocados debían comerse el corazón de rivales previamente capturados, torturados y “preparados” con anticipación para tal fin (como ya vimos también sucedía en la cultura mexica con los sacrificios del Templo Mayor y la ingesta ritual de carne humana en Tenochtitlán).
Irónicamente, en vida Nazario llegó a proclamarse “Santo” y en la actualidad cuenta con numerosas iglesias y templos donde miles de feligreses le rinden incomprensible culto, al igual que a Jesús Juárez Malverde, más conocido como “San Malverde” en Sinaloa, el Santo protector de narcos y sicarios, culto que combina creencias, usos y costumbres del catolicismo.
8.
En numerosos artículos de la prensa se ha destacado el vínculo entre cárteles y la práctica de ciertos cultos religiosos, sobre todo dentro de las cárceles del país, donde líderes del narcotráfico han montado templos, tronos y altares consagrados, entre otros, a la Santa muerte y San judas Tadeo, al mismo tiempo que a los Orishas, los Mpungos congos e incluso a Loas vudú.
En el penal de Topo Chico, ubicado en la ciudad de Monterrey, la prensa consignó que tras su cierre se localizó un altar, del tamaño de una cancha basquetbol, dedicado a la Santa Muerte, donde se encontraron cuchillos, machetes, juguetes, pistolas, drogas, figuras de la deidad de más de 3 metros de altura, huesos, cráneos y restos de sangre. Ahí, representaciones del Santo Niño de Atocha y Elegua se mezclaban con Ixtab, Horus y Huitzilopochtli, haciendo un extraño sincretismo entre el pasado y el presente.
Existen más similitudes, al mismo tiempo que diferencias, sobre los orígenes, la intención y la manera de llevar a la práctica ciertas creencias religiosas, pero un factor común entre todos es que el comportamiento humano, sin importar la época, está caracterizado por el vínculo con el poder, el sacrificio, la dominación, el miedo y sobre todo la violencia, que en ambos grupos minimizan el valor de la vida de las personas sin importar raza, sexo ni edad, generando así mismo fragmentación social, desestabilización falta de solidaridad, dolor, desplazamientos masivos y desconfianza.
Una última similitud a destacar entre los sacrificios aztecas y mayas y las masacres de los cárteles de la droga: si bien los sacrificios de las tribus prehispánicas formaban parte de un sistema de creencias espirituales, mientras que el asesinato de los narcos crea aparentemente una distorsión de la espiritualidad, que, sin embargo, se convierte en un sistema de creencias.
En el extremo, quizá la diferencia más importante entre mayas y aztecas con respecto a los narcos, es que los primeros hacían sacrificios humanos como un ejercicio de poder, mientras estos últimos, bajo una visión absolutamente pragmática, los incluyen a la par de la producción y el tráfico de drogas, lavado de dinero, prostitución y trata de blancas, extorsión, venta de armas, secuestro y trata de personas, como parte de todo ello y a través de un perverso empoderamiento ritualístico que incluye un culto diferente a los dioses de siempre o a nuevas deidades.
Claro que los testigos también colaboraban en esas diferencias: las sociedades prehispánicas celebraban esos sacrificios (cual vil circo romano), en tanto que nosotros, mientras desayunamos, lo hacemos mirando el noticiero o la primera plana del diario donde nos informan, entre bocado y bocado, el descubrimiento de una fosa clandestina con más de 200 cadáveres.
Indiferencia total.
9.
Así, tanto las tribus prehispánicas y los cárteles encontraron en los sacrificios humanos un mecanismo con el que están seguros que podían manipular las fuerzas que controlan la vida, como el karma o el destino, aunque sean términos occidentales, los aztecas tenían un refrán que advertía “Resbaladiza, escurridiza es la tierra”, los mayas también: “Mira primero lo que haces, para que no te arrepientas después”; los narcos también tienen su filosofía: “El problema de pedir favores, es cuando llega el momento de pagarlos”.
Si se analiza lo que conlleva una búsqueda de poder, comprensión del entorno, manipulación del miedo, control social y significado de qué hacen en este plano terrenal, entonces tienen más argumentos para justificar su comportamiento.
No obstante, los sacrificios humanos entre las culturas maya y azteca y los asesinatos de los cárteles del narcotráfico en México tienen motivaciones y contextos diferentes, existen paralelismos en los métodos de violencia utilizados y en su función simbólica dentro de la sociedad.
Así, los indígenas (empleaban) y los narcos (emplean) la violencia extrema como herramienta de control y comunicación, aunque con propósitos distintos y disfrazada con diferentes matices pata justificarla. Sin embargo, en este sentido destaca la complejidad de la violencia en diferentes contextos históricos y culturales, y la importancia de comprender sus raíces, motivos y funciones para entender por qué los sacrificios/asesinatos siguen vigentes en nuestro país.
* Esto me recuerda la Religión Bakongo, conocida como Palo Monte y el culto al Nfumbi, la cual surge de la idea de que “existe vida” después de la muerte, por lo que es necesario proteger el cuerpo para que esa nueva forma de vivir sea agradable para la conciencia superior, el alma, creencia que tiene una historia por demás interesante y que quizá desarrolle en otra entrada.
** Para aquellos devotos del catolicismo, les invito a que reflexionen sobre lo siguiente: si la mal llamada pasión de Cristo y su posterior crucifixión trajo como consecuencia una carga karmática a la humanidad, ¿por qué en cada misa, durante la eucaristía, el padrecito reitera ese karma haciéndoles tragar el “cuerpo de Cristo”?... ¿será que los feligreses se creen ese cuento de que comiéndose a Jesús obtendrán la salvación de su trasero?
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17 de octubre de 2025
En 2025 los aztecas siguen realizando sacrificios humanos (1)
1.
Hace unas semanas el escritor, antropólogo y periodista Héctor de Mauleón publicó un ensayo titulado “Los sicarios adolescentes de la Unión Tepito”, lo cual coincidió un fin de semana donde volví a ver la película “Apocalypto” y terminé de releer “de Teotihuacán a los Aztecas”, de Miguel León Portilla.
Los tres, el ensayo, el texto y la película son un ejemplo de dónde viene y hasta dónde llega la violencia en México siguiendo una línea de tiempo.
Comentando con amistades sobre “Los sicarios adolescentes de la Unión Tepito”, coincidimos con la esencia del texto de Mauleón: ¿cómo es posible que niños de 10 o 12 años, ya convertidos en obedientes sicarios a las órdenes de un cártel de narcotraficantes, pueden arrancarle la piel de la cara a una persona viva, usar elaborados métodos de tortura, matar a familiares frente a sus víctimas, asesinarla y descuartizarla?
Mi respuesta siempre es la misma: porque los mexicanos lo traemos en el ADN, es parte de nuestra involucionada genética… ve lo que hacían los aztecas y los mayas arrancando el corazón a una persona viva, y ahora, siglos después, los delincuentes solo necesitan un pretexto, cualquiera, como la pobreza o el rencor, para activar esa carga genética y asesinar con la misma frialdad.
Me dan la razón.
2.
La historia de las civilizaciones prehispánicas en Mesoamérica estuvo plagada de rituales complejos y de prácticas religiosas arraigadas social y culturalmente, entre las que destacaban los sacrificios humanos, muertes que no por ser parte de ceremonias espirituales finalmente dejaban de ser expresiones de barbarie.
Más allá de la visión sobre el mundo entre los mayas y aztecas, los rituales se llevaban a cabo con un propósito religioso y/o político, guardando relación, en menor medida, con ciclos agrícolas y algunas festividades mundanas. Se cree que sacrificaban hasta 20,000 personas en un año con el fin de hacer pública su conexión con lo divino, lo cual incluía, tras bambalinas, la necesidad de reiterar una posición de poder y legitimidad sobre los pueblos conquistados tras feroces batallas.
Este proceso exigía abnegación, miedo y sumisión de parte de los vencidos, quienes proveían los prisioneros ofrendados a los dioses. Por ello, parte de la ofrenda era presentar estos rituales públicamente, creando un sentimiento colectivo, a manera de manipulación visual, para mantener la cohesión social mediante la cual la religión y las creencias “unían” al pueblo con sus gobernantes.
En la actualidad, siguiendo esa espiral de violencia en las retorcidas cadenas del ADN mexica, los narcotraficantes emplean la violencia y la intimidación para establecer su dominio sobre territorios y centros de población, a través de asesinatos y la tortura, para enviar mensajes que aseguren la obediencia entre la población, lealtad entre los miembros del grupo, el temor entre los rivales (informantes, periodistas, activistas y recién incluyen a influencers y youtubers), dejando claro que están por encima de la legalidad y la moralidad. Por ello es que abandonan cadáveres en lugares públicos, a la vista o embolsados, haciendo patente, además, su desprecio por el gobierno, sus leyes e instituciones.
En los tiempos que corren en méxico, la violencia asociada a los cárteles está manifestando características y similitudes a esos rituales prehispánicos, semejanzas no solo con respecto a los métodos para asesinar, sino también los motivos y el contexto social alrededor de ellos, incorporando cultos y rituales oscuros que en su momento requieren ofrendas, aunque no de cualquier tipo.
3.
Vale la pena recordar que un ejemplo de esa similitud lo dieron “Los Narcosatánicos”, tristemente famosos por razones violentas, quienes, combinando la práctica de Santería, Mayombe, Umbanda y Vudú, secuestraban, torturaban, asesinaban y ofrendaban personas de manera que esos sacrificios tenían la finalidad de defenderse de los enemigos y la policía, y su vez, proteger las remesas de droga que enviaban a Estados Unidos a través de ciertas rutas.
Así como en su momento, por ejemplo, para ambas etnias prehispánicas era importante sacar de la víctima el corazón aun palpitando, como parte de la ofrenda a los dioses, para los narcosatánicos la columna vertebral de sus mártires simbolizaba el refuerzo para apuntalar sus actividades delictivas.
4.
Las similitudes entre los sacrificios en las culturas mayas, aztecas y los cárteles abundan: como ya se señaló los dos grupos cuentan con complejas estructuras jerárquicas y sociales, de ahí que estás últimas contemplaran las ofrendas humanas en lugares públicos, una experiencia que podía infundir miedo y/o fascinación, de tal manera que se convertían en un modo de vida para los pueblos (de ahí que los mexicanos sean morbosos y obsesionados con la nota roja); mientras que los narcos dejan cadáveres colgando de puentes o árboles y cabezas humanas en plazas públicas, frente a oficinas de gobierno, escuelas o sobre carreteras.
Si bien hay quienes rechazan el canibalismo en los ceremoniales aztecas y mayas, existen suficientes estudios y pruebas para confirmarlo, y lo mismo sucede con los cabecillas de los cárteles, quienes dan pistas de su práctica con el descuartizamiento de sus rivales, simulándolo, como parte de sus actividades criminales, con la extirpación de órganos humanos para su venta en el mercado negro.
En el caso de los mayas y aztecas, la élite religiosa y política, encabezadas por un Tlaotani y un Halach Uinic respectivamente, decidían quién sería sacrificado, dictaban las normas que regulaban el comportamiento y las actividades humanas para mantener el orden (en su beneficio) y establecían tributos que ponían de manifiesto su poder; mientras que, en el medio del narco sus líderes también tienen un estatus de autoridad, deciden quién será ejecutado, dictan reglas (una de las más importantes es entender que la única forma de escapar de la delincuencia es salir “con los pies por delante”), establecen sistemas de extorsión e imponen preceptos de su muy personal estilo de ver la vida.
Ambas etnias/grupos comparten la idea de una causa de fuerza mayor que justifica la violencia: para mayas y aztecas apaciguar a los dioses, garantizar la sobrevivencia de su pueblo para asegurar la continuidad del orden social y dejar clara la manera en que entendían la vida y la muerte; para los delincuentes vivir rodeados de lujos, conservar el control territorial, sobrevivir en un ambiente de competencia, mantener el orden, proteger el negocio y, en algunos casos, obtener el respaldo de fuerzas sobrenaturales para perpetuar su dominio.
5.
Cualquiera que quiera pensar que los rituales prehispánicos se limitaban a extraer el corazón, están equivocados. Aquellos que serían inmolados en tierras aztecas, por ejemplo, se les imponía ayuno, abstinencia sexual, reclusión, vigilia, efusiones de sangre y la toma de tabaco mesclado con sal, incluyendo estudio obligatorio sobre la personalidad del dios ante el que serían sacrificados para entender por qué su vida sería ofrendada. Al momento del sacrificio, que podría tardar meses, no se realizaba si el sacrificante o sacerdote hubiese padecido alguna tristeza o contrariedad.
En el mundo del narcotráfico también se prepara a sus miembros, aunque de una manera violenta: al llegar a los campos de entrenamiento a los novatos se les desnuda, los mojan y obligan coger las terminales de baterías de coche para quemar un localizador si lo llevan enterrado en el cuerpo, se les moja y deja a la intemperie, desnudos, toda la noche y se les instruye en el manejo de pistolas, metralletas y lanzacohetes. Si alguna persona no cumple con la disciplina, se le asesina y al resto de los novatos se les obliga a comer su cuerpo bajo la creencia de que “si no hay cadáver, no hay delito que perseguir”.
En cualquiera de los dos casos, a los prisioneros y/o sicarios principiantes, con sus particularidades, simplemente se les prepara para morir.
Hace unas semanas el escritor, antropólogo y periodista Héctor de Mauleón publicó un ensayo titulado “Los sicarios adolescentes de la Unión Tepito”, lo cual coincidió un fin de semana donde volví a ver la película “Apocalypto” y terminé de releer “de Teotihuacán a los Aztecas”, de Miguel León Portilla.
Los tres, el ensayo, el texto y la película son un ejemplo de dónde viene y hasta dónde llega la violencia en México siguiendo una línea de tiempo.
Comentando con amistades sobre “Los sicarios adolescentes de la Unión Tepito”, coincidimos con la esencia del texto de Mauleón: ¿cómo es posible que niños de 10 o 12 años, ya convertidos en obedientes sicarios a las órdenes de un cártel de narcotraficantes, pueden arrancarle la piel de la cara a una persona viva, usar elaborados métodos de tortura, matar a familiares frente a sus víctimas, asesinarla y descuartizarla?
Mi respuesta siempre es la misma: porque los mexicanos lo traemos en el ADN, es parte de nuestra involucionada genética… ve lo que hacían los aztecas y los mayas arrancando el corazón a una persona viva, y ahora, siglos después, los delincuentes solo necesitan un pretexto, cualquiera, como la pobreza o el rencor, para activar esa carga genética y asesinar con la misma frialdad.
Me dan la razón.
2.
La historia de las civilizaciones prehispánicas en Mesoamérica estuvo plagada de rituales complejos y de prácticas religiosas arraigadas social y culturalmente, entre las que destacaban los sacrificios humanos, muertes que no por ser parte de ceremonias espirituales finalmente dejaban de ser expresiones de barbarie.
Más allá de la visión sobre el mundo entre los mayas y aztecas, los rituales se llevaban a cabo con un propósito religioso y/o político, guardando relación, en menor medida, con ciclos agrícolas y algunas festividades mundanas. Se cree que sacrificaban hasta 20,000 personas en un año con el fin de hacer pública su conexión con lo divino, lo cual incluía, tras bambalinas, la necesidad de reiterar una posición de poder y legitimidad sobre los pueblos conquistados tras feroces batallas.
Este proceso exigía abnegación, miedo y sumisión de parte de los vencidos, quienes proveían los prisioneros ofrendados a los dioses. Por ello, parte de la ofrenda era presentar estos rituales públicamente, creando un sentimiento colectivo, a manera de manipulación visual, para mantener la cohesión social mediante la cual la religión y las creencias “unían” al pueblo con sus gobernantes.
En la actualidad, siguiendo esa espiral de violencia en las retorcidas cadenas del ADN mexica, los narcotraficantes emplean la violencia y la intimidación para establecer su dominio sobre territorios y centros de población, a través de asesinatos y la tortura, para enviar mensajes que aseguren la obediencia entre la población, lealtad entre los miembros del grupo, el temor entre los rivales (informantes, periodistas, activistas y recién incluyen a influencers y youtubers), dejando claro que están por encima de la legalidad y la moralidad. Por ello es que abandonan cadáveres en lugares públicos, a la vista o embolsados, haciendo patente, además, su desprecio por el gobierno, sus leyes e instituciones.
En los tiempos que corren en méxico, la violencia asociada a los cárteles está manifestando características y similitudes a esos rituales prehispánicos, semejanzas no solo con respecto a los métodos para asesinar, sino también los motivos y el contexto social alrededor de ellos, incorporando cultos y rituales oscuros que en su momento requieren ofrendas, aunque no de cualquier tipo.
3.
Vale la pena recordar que un ejemplo de esa similitud lo dieron “Los Narcosatánicos”, tristemente famosos por razones violentas, quienes, combinando la práctica de Santería, Mayombe, Umbanda y Vudú, secuestraban, torturaban, asesinaban y ofrendaban personas de manera que esos sacrificios tenían la finalidad de defenderse de los enemigos y la policía, y su vez, proteger las remesas de droga que enviaban a Estados Unidos a través de ciertas rutas.
Así como en su momento, por ejemplo, para ambas etnias prehispánicas era importante sacar de la víctima el corazón aun palpitando, como parte de la ofrenda a los dioses, para los narcosatánicos la columna vertebral de sus mártires simbolizaba el refuerzo para apuntalar sus actividades delictivas.
4.
Las similitudes entre los sacrificios en las culturas mayas, aztecas y los cárteles abundan: como ya se señaló los dos grupos cuentan con complejas estructuras jerárquicas y sociales, de ahí que estás últimas contemplaran las ofrendas humanas en lugares públicos, una experiencia que podía infundir miedo y/o fascinación, de tal manera que se convertían en un modo de vida para los pueblos (de ahí que los mexicanos sean morbosos y obsesionados con la nota roja); mientras que los narcos dejan cadáveres colgando de puentes o árboles y cabezas humanas en plazas públicas, frente a oficinas de gobierno, escuelas o sobre carreteras.
Si bien hay quienes rechazan el canibalismo en los ceremoniales aztecas y mayas, existen suficientes estudios y pruebas para confirmarlo, y lo mismo sucede con los cabecillas de los cárteles, quienes dan pistas de su práctica con el descuartizamiento de sus rivales, simulándolo, como parte de sus actividades criminales, con la extirpación de órganos humanos para su venta en el mercado negro.
En el caso de los mayas y aztecas, la élite religiosa y política, encabezadas por un Tlaotani y un Halach Uinic respectivamente, decidían quién sería sacrificado, dictaban las normas que regulaban el comportamiento y las actividades humanas para mantener el orden (en su beneficio) y establecían tributos que ponían de manifiesto su poder; mientras que, en el medio del narco sus líderes también tienen un estatus de autoridad, deciden quién será ejecutado, dictan reglas (una de las más importantes es entender que la única forma de escapar de la delincuencia es salir “con los pies por delante”), establecen sistemas de extorsión e imponen preceptos de su muy personal estilo de ver la vida.
Ambas etnias/grupos comparten la idea de una causa de fuerza mayor que justifica la violencia: para mayas y aztecas apaciguar a los dioses, garantizar la sobrevivencia de su pueblo para asegurar la continuidad del orden social y dejar clara la manera en que entendían la vida y la muerte; para los delincuentes vivir rodeados de lujos, conservar el control territorial, sobrevivir en un ambiente de competencia, mantener el orden, proteger el negocio y, en algunos casos, obtener el respaldo de fuerzas sobrenaturales para perpetuar su dominio.
5.
Cualquiera que quiera pensar que los rituales prehispánicos se limitaban a extraer el corazón, están equivocados. Aquellos que serían inmolados en tierras aztecas, por ejemplo, se les imponía ayuno, abstinencia sexual, reclusión, vigilia, efusiones de sangre y la toma de tabaco mesclado con sal, incluyendo estudio obligatorio sobre la personalidad del dios ante el que serían sacrificados para entender por qué su vida sería ofrendada. Al momento del sacrificio, que podría tardar meses, no se realizaba si el sacrificante o sacerdote hubiese padecido alguna tristeza o contrariedad.
En el mundo del narcotráfico también se prepara a sus miembros, aunque de una manera violenta: al llegar a los campos de entrenamiento a los novatos se les desnuda, los mojan y obligan coger las terminales de baterías de coche para quemar un localizador si lo llevan enterrado en el cuerpo, se les moja y deja a la intemperie, desnudos, toda la noche y se les instruye en el manejo de pistolas, metralletas y lanzacohetes. Si alguna persona no cumple con la disciplina, se le asesina y al resto de los novatos se les obliga a comer su cuerpo bajo la creencia de que “si no hay cadáver, no hay delito que perseguir”.
En cualquiera de los dos casos, a los prisioneros y/o sicarios principiantes, con sus particularidades, simplemente se les prepara para morir.
5 de octubre de 2025
El reseteo nos perjudicó o benefició, no hay más
He recibido numerosos mails donde
lectores del blog, así como de varias amistades, quienes preguntan sobre el
famoso reseteo del 21 de septiembre y de qué manera les va a perjudicar o
beneficiar.
Es curioso, pero en su pregunta tienen la
respuesta.
Como sea, aquí les aclaro sus dudas,
aunque en realidad, recuerden, en estos temas cumplo con informar lo que se me
transmite, no solo a través del mundo espiritual y sus diferentes canales, no
porque sean temas que me interesen, sino también por medio Curanderos, Chamanes
y Espiritualistas, así como Espiritualistas,
Babalowos, Paleros, Santeros, Videntes y demás, quienes humildemente me
comparten su sabiduría.
Me permito citarme con respecto a la
entrada original, https://basurerodealmas.blogspot.com/2025/09/fue-el-9-de-septiembre.html, donde abordé el tema:
Ese Reseteo,
entonces, no significó borrón y cuenta nueva, como dije, implicó volver al
origen, a las causas que han hecho miserable la vida de la humanidad, así que volvamos
al tema con un ejemplo más específico: imaginen México, cuya presidenta ha
mandado a millones de empleados de gobierno a la calle y sin un peso de
liquidación. Entonces pensemos en un hombre o mujer de 55 o 60 años con familia
a la que debe mantener, ya sea alimentación, escuela, deudas, enfermedades,
etc.
México es
deportivamente despreciativo con sus mayores de edad. Y 60 años no hace a una
persona anciana, pero en la calle un sujeto mayor sufre el escupitajo de la
gente joven que le llama “pinche ruco(a)”, así que imaginen con ese desprecio
qué oportunidad tendrá de conseguir un empleo para cubrir las necesidades de su
familia.
Pues bien, el
Portal 9/9 y su tramposa operación aritmética 2+0+2+5=9 sirvió para ratificar
que esa persona no tendrá oportunidades de encontrar un empleo. Sin más.
Así, sacaré a los
ingenuos que creen en los ilusos que afirman que el Portal 9/9 y su aritmética
2+0+2+5=9 implicó un cambio positivo, en realidad esa fecha se convirtió en una
agudización del destino individual de cada persona.
Entonces, lo que ha sucedido luego del 21
de septiembre es que la condición que cada ser humano tenía en su vida, en
cualquier rincón del planeta, es la que va a mantener a partir de ese día, esto
es:
aquellos que padecen enfermedades no encontrarán
la salud…
quienes estaban gozando de bonanza
material y riqueza, la seguirán teniendo…
los que padecían problemas de encierros
en hospitales o prisión, seguirán atrapados…
aquellos que sufrían infidelidades, no
tendrán remedio…
los que perdieron su riqueza seguirán en
la miseria…
quienes tenían éxito en cualquier ámbito,
lo mantendrán…
los que cambiaron de empleo por uno
mejor, podrán seguir obteniendo otros con mejores salarios…
los que perdieron un familiar, jamás se recuperarán
emocionalmente…
Claro, no olvidemos a los niños, que
también son quienes son y cuyo destino en la vida lo marca el momento en que
toman su primitiva decisión moral diciendo su primera mentira, así que seguirán
desarrollando su existencia condicionada a la actitud que tienen ante la vida, como,
por ejemplo, quienes practican bullyng,
y en el extremo, los que no se atreven a defenderse.
Y así.
Cualquier situación que toda persona estuviera
viviendo, seguirá intacta, para bien o para mal. En este sentido, reitero las
palabras con las que cerré el texto:
¿será que por
encima de nuestras cabezas algo cambió?, ¿en verdad somos tan miopes que necesitamos
incrementar la vibración espiritual para comprender lo que sucede a nuestro alrededor?
Ahora, muchos se cuestionarán, e incluso
reclamarán, ¿quién decidió tal “injusticia”?
Nosotros mismos, ustedes, ellos… todos
los terrícolas.
¿Opciones?
Como siempre señalo: apéguense a sus
creencias religiosas o prácticas espirituales, desinvéntense* mientras incrementen su vibración
espiritual (a través de yoga, oraciones, limpias, meditación, ebosses, ayunos, despojos,
etc.), lo cual podría atenuar el efecto condicionante del reseteo, pero, sobre
todo, la verdadera solución es que dejen de ser ustedes mismos pues nada podrá encontrarlos
con la personalidad por la que ya están identificados**.
* hay que desinventarse, pero
esto, hasta ahora, nadie lo entiende ni mucho menos lo intenta, o al menos no
conozco quien siquiera se lo cuestione, pero ya escribiré sobre el tema.
** como el planteamiento
original de la extraordinaria película “Corazón diabólico” (ojo, solo con
respecto a la trampa que pretende hacer inicialmente el protagonista Harry
Angel a través de un ritual satánico, antes de que por sus inercias él mismo se
ponga en evidencia).
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