23 de diciembre de 2020
Opiniones sobre Mi vida con los muertos
Es un gusto cerrar el año 2020 con buenas noticias sobre mi último libro “Mi vida con los muertos,” no sólo en términos de ventas sino por la opiniones vía Amazon y Goodreads, mismas que con gusto comparto, así como una reseña publicada en un blog de literatura.
15 de diciembre de 2020
No quiero morir de COVID19
Tras
publicar el texto “Implicaciones
espirituales detrás del COVID19, https://basurerodealmas.blogspot.com/2020/10/implicaciones-espirituales-detras-del.html, he recibido mails de
gente cercana, y lejana, donde manifiestan la preocupación de morir por el
virus.
Morir no es malo, vivimos en una prisión donde
trabajamos, comemos, cagamos, gastamos, dormimos, cogemos y actuamos de acuerdo
a una educación inducida desde niños para vivir como esclavos, así que si
morimos, bajo cualquier circunstancia, es una posibilidad de liberarnos… antes
de regresar, reencarnando, a vivir bajo las mismas condiciones, salvo que hallamos
buscado en vida la evolución espiritual.
No diré quiénes son los dueños de ésta cárcel, ni a
repetir cómo escapar, pues de ello ya escribí bastante en la sección de
comentarios de muchas entradas del blog, lo que señalaré es a los responsables
de la desaparición de la raza humana, a los culpables de la difusión del virus,
que aunque no lo crean, NO son los chinos ni los murciélagos.
¿Tienen curiosidad? Pues no hay nombres: ni de
personas, ni empresas, ni países, ni razas extraterrestres, ni deidades
iracundas, pero saberlo no requiere de profundas excavaciones: los causantes de
que el COVID19 vaya a borrar a gran parte de nuestra raza somos nosotros.
Vayámonos a las pruebas: la humanidad tiene unos
6,000 años de haber surgido y poblado este planeta, periodo en el que hemos
explotado sin distinción sus recursos y mantenemos una relación con el prójimo
basada en la ambición contra la ingenuidad, la fuerza frente a la sumisión, en
la que un pequeño grupo abusa de las masas.
Sí, ricos contra pobres, blancos contra negros (o amarillos,
verdes, morenos, colorados, azules, rojos y más), flacos contra gordos, heteros
contra gays, musulmanes contra cristianos, ignorantes contra cultos, bonitos
contra feos, altos contra bajos, patrones contra obreros, amargados contra
simpáticos, ateos contra creyentes, futboleros contra intelectuales, gatunos
contra perrunos, jefes contra empleados, brujos contra sanadores… la lista
sería interminable, pero en el fondo están los poderosos contra una bestializada
e inculta mayoría.
Regresemos a las cuentas para repartirnos culpas:
si tenemos 6,000 años de edad, las almas entre vivos y muertos son finitas y el
promedio de vida es de 50 años (ahora se vive hasta los 80 gracias a la ciencia,
pero cuando comenzó a diseminarse el homo sapiens por el planeta el cociente
era de 30), así que usemos una media y tenemos que una persona, ustedes, yo y
demás, hemos vivido unas 120 reencarnaciones en las cuales nos comportamos con
todo tipo de actitudes.
Lo peor, si atendemos la teoría de que el COVID19
es consecuencia de lo que va de la explotación de la naturaleza hasta la mezquindad
en las relaciones cotidianas, entonces todos somos culpables de su presencia y
del hartazgo de algo o alguien que nos considera (como dijo uno
de los protagonistas en la entrada ya señalada), un peligro para la estabilidad
del universo.
Así, ¿por qué a estas alturas de la historia a la
humanidad, ante la pandemia, solo nos mueven
dos emociones: una, el enojo al exigir a los gobiernos el derecho (permiso) de
salir a la calle… dos, el miedo a morir por el virus? ¿Tan básica es nuestra existencia?
Volvamos a las 120 reencarnaciones donde fuimos lo
peor (asesinos, traficantes, banqueros, violadores, defraudadores, pedófilos,
santeros, abogados, muerteros, presidentes, empresarios, soldados, policías, psicópatas,
babalowos, actores, etc.), o lo que la inopia nos llevó a creernos lo mejor (cenobitas,
monjas, médicos, profetas, deportistas, samaritanos, curas, videntes, voluntarios,
sanadores, benefactores, curanderos, etc.).
¿Alguien sabe qué hizo en todas y cada una sus
vidas pasadas?* entonces ¿por qué afirmamos que tenemos derecho a sobrevivir, a
preguntar cómo protegernos o qué sucederá con nuestros hijos como padre o madre
si llegamos a faltarles por morir de COVID?
Si como progenitores tenemos el promedio de 120
reencarnaciones jodiendo al planeta, las mismas 120 tienen nuestros abuelos, tíos,
hermanos, hijos, nietos y aquellos que hemos pisado cada metro cuadro de la
Tierra, razón por la cual, insisto, todos somos responsables de lo que acontece
tras 6,000 años de evolución, para bien o mal nadie es inocente y por ello
deberíamos respondernos con objetividad: ¿merecemos padecer esta pandemia?
Morir no es malo, no me canso de decirlo, es
normal, natural e incluso necesario para que este planeta tenga un poco de paz,
para que los ciclos naturales se recuperen, sí, pero además para dejar de ser
una presa para las obsesiones conquistadoras de los yanquis, ingleses, rusos y (hora
sí) chinos.
Seamos responsables de nuestros actos (siempre lo
digo: nunca se debe escupir al cielo), sin justificarnos diciendo que por no
ser conscientes de nuestras vidas pasadas estamos libres de pecado: por qué creen que el COVID19 se
sigue diseminando, ¿por desidia de los gobiernos que no toman decisiones
adecuadas o porque son miles de millones quienes salen a las calles sintiéndose
caninamente necesitados de falsa libertad?
¿Temen morir? da más miedo enfrentar a diario la
vileza humana y lo confirmo leyendo las noticias: gran parte de la raza humana se
caracteriza por ser unos cabrones que no ceja en su actitud de joder al prójimo,
e incluso, en estos tiempos, su infamia se exacerba.
Recién el escritor francés Michel Houellebecq publicó
en “France Inter” una reflexión sobre cómo sería la vida en el planeta tras el COVID,
señalando que: “al día siguiente no nos
despertaremos en un mundo nuevo, sino exactamente en el mismo en el que
vivíamos… que todavía será un poco peor”… y se queda corto: si en medio de
la pandemia la gente saca lo peor de sí, ¿qué podemos esperar si se logra
controlar? ¿quién organizará a los que sobrevivan para rehabilitar el planeta?
¿los mismos que provocaron este desastre?
En este contexto irrumpe la vacuna antiCOVID, la
cual muchos consideran “su salvación”, la oportunidad para volver a la vida de antes, pero sobre ello les
tengo noticias: no relacionadas con el fiasco de las primeras versiones (el
SIDA surgió hace 36 años y seguimos sin vacuna), ni sobre las secuelas que ya
está dejando en muchos ingleses quienes ya la han recibido (anafilaxia), olvídense
de más profecías de Chamanes y Curanderos, ni mucho menos de videncias de su
servidor.
No, me iré directo a escenarios que se pueden
consultar ya en la web: se estima que la población del planeta que sobreviva quedará
inmunizada en diciembre de 2022, así que tenemos dos años para cuidarnos del
virus, enfrentar nuevas pandemias (sismos, heladas, meteoritos y más), pero
sobre todo para defendernos de la malicia de nuestros congéneres que se creen
con derecho a perpetuarse.
* conozco varias de
mis reencarnaciones, mismas que resumiré parafraseando el título de la película
dirigida por Joshua Logan, “Nunca fui santo”.
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10 de diciembre de 2020
Tambores batá
para simone, quien brilla con luz propia 1.
Los tamboreros comenzaron a tocar el viernes por la
mañana y harían sonar las percusiones hasta el domingo entrada la noche. Serían
güiro y cajón durante todo el fin de semana en aquella casa ubicada en el
estado de Morelos, colindante con la ciudad de méxico, cuyo caluroso clima,
dijo el Babalowo que organizó todo, serviría para que “los Orishas y los Mpungos se sintieran en su casa” (¿?).
Ese fin de semana sucederían muchas cosas: desde la
acumulación de energía Orisha y de Mpungos, pasando por celebraciones de Mano
de Orunla donde serían iniciados dos ahijados nuestros (de 10 en total), tres
rayamientos (de 9), dos coronaciones de Santo y hasta un juramento en Ifa; todo
en una lujosa mansión y con los gastos pagados por aquel policía iniciado en Ifa.
2.
La invitación nos llegó a través de un Babalowo
amigo nuestro, quién nos avisó que no tendríamos que erogar gasto alguno
relacionado con iniciaciones pendientes con varios ahijados, salvo el pago de
derecho: habíamos oído que aquel Babalowo atendía a deportistas, altos
políticos, artistas y poderosos militares, así que no nos extrañó la
invitación. En este país hay muchos mexicanitos que acuden a los Orishas
pidiendo favores, y para obtenerlos, son capaces de sacrificar mucho dinero
para sobornarlos fingiendo ser buenos religiosos.
Mas como a veces sucede, nos enterarnos del
trasfondo de tanta generosidad hasta el sábado: los jefes del organizador estaban
hartos de sus fechorías dentro de la policía y habían decidido deshacerse de él
iniciando una investigación con la consigna de ponerle un alto, de ahí la
intensión de agradar a los Orishas, más esos motivos eran lo de menos si
tomábamos en cuenta que las iniciaciones habían comenzado y no podíamos
interrumpirlas.
Aquello me colocó en un dilema, así que comenté con
mi esposa que lo prudente sería irnos, mas el asunto era complicado: no podíamos
salirnos a mitad de los ceremoniales con el riesgo de llevarnos el osogbo, ni
dejar a los ahijados a su suerte, y lo peor, recoger ante la mirada de cientos
de asistentes nuestras soperas y atributos de palo del inmenso altar, sin tener
que responder preguntas que pusieran en evidencia el origen de aquel fin de
semana. Y esto último enredaba todo aún más: ¿hacer pública la poca honorabilidad
de Babalowo nos haría sujetos de alguna represalia?
No estaba conforme con la decisión de quedarnos,
pero mi esposa dio la solución: entre los asistentes se encontraba otro Babalowo,
amigo y de confianza, a quien me sugirió plantearle la situación y nos tirara la cadena ante Orunla para saber las
repercusiones de lo que estaba claro era una farsa.
Así lo hicimos: lo localizamos y nos invitó a su
habitación, igual de cómoda que la nuestra, donde nos consultó y la respuesta
fue contundente: el mundo espiritual
estaba separado del material, dijo (aunque no rememoré algún oddu que lo citara
así), avisó que los ceremoniales estarían bien realizados y que las secuelas de
sobornar a los Orishas existirían solo “si había osogbo”. No había lugar a
dudas. Y remató: “disfruten el fin de
semana”, que no supe si era su (burlona) sugerencia o una orden de
Orunmila.
Tras aquello optamos por quedarnos, aunque
evitando participar en cualquier actividad para evitar que se nos robara el iré
y sin descuidar las necesidades y atenciones para los ahijados.
Luego de la consulta ante Orunla hasta disfrutamos,
a ratos, de tanta comodidad: una casa con abundantes habitaciones, grandes
jardines llenos de palmeras, albercas, un río para hacer ebboses, y comida
abundante (nada de chicharrón en salsa verde con frijoles y tortillas, o piezas
de pollo, ya agrios, en salsa de champiñones, con los que muchos religiosos mexicanos
sacian el hambre de los asistentes a cualquier ceremonia).
Por lo mismo, en algún momento reiteré mi máxima
afirmación: “los Orishas son sobornables, todos”, así que tras largos años de
práctica religiosa he confirmado que los panteones saturados, asesinatos
impunes y encarcelamientos injustos, impunidad, agresiones sexuales,
empoderamiento de pocos que condenan a millones a la pobreza, así como
matrimonios deshechos, hijos sin padres y mendicidad callejera, todo ello es consecuencia
de las caprichosas decisiones de las deidades y no de su sabiduría.
Eso sí, apenas caía la tarde las botellas de fino
whisky, tequila y coñac comenzaban a circular sin límites, dando pie a grandes
borracheras entre Santeros, Paleros, Babalowos y Tatas, mientras los tambores batá
seguían sonando, embriaguez que impedía saber si algunos religiosos realmente estaban
montados o simplemente hacían el ridículo. Como sea la parranda se extendía
alegremente hasta la madrugada y ante el afanoso ir y venir de meseros, mucamas
y cocineros.
Debo reconocer que al tercer día, el domingo por la
mañana, las señales de los excesos habían desaparecido y los Babalowos y Tatas
recuperaron su papel religioso: desde temprano se organizó el ñangareo, se
realizó al medio día, como lo marca la regla, y hasta entrada la noche docenas de
mayores atendieron a quienes recibieron Mano de Orunla, Coronaron Santo o se
Rayaron, todo perfectamente organizado bajo la consigna de que los Itases
debían terminarse antes de la media noche.
Al terminar la última lectura de destino, a eso de
las 23:15, se avisó a los pocos que aún estábamos presentes que podíamos
quedarnos hasta la mañana siguiente, garantizándonos la continuación de todos
los servicios. Dado que uno de los últimos iniciados en ser atendidos había
sido nuestro, aún estábamos ahí, más propuse a mi esposa irnos señalando que
nunca he tenido inconveniente en manejar de madrugada en carretera, así que
estuvo de acuerdo y salimos.
3.
¿Quiero ser objetivo o debo serlo?
Si debo serlo
reconozco que ninguno de mis ahijados a tenido mayor problema en términos de
acusaciones, desgracias o padecimientos a partir de aquel “ceremonial masivo”
organizado por el policía.
Lo que sí, ha sido la actitud mezquina que
caracteriza a todo el que se inicia en la Osha, el Palo e Ifa, quienes me
confirman que esta es una religión que saca lo peor de la gente, tal cual
sucedió con algunos de los ahijados iniciados aquel día: mentirosos, ladrones,
prepotentes, tramposos y ególatras, lo peor de lo peor brotó en su
comportamiento, no por las obras, insisto, sino por su propia naturaleza.
Pero si quiero
serlo acepto que meses después de nuestra estancia aquel fin de semana en
Morelos, un subordinado de aquel Babalowo cargó con todas sus culpas y fue separado
de su cargo acusado de corrupción, mientras el otro, feliz, sigue en activo
mientras ve como sus jefes, aquellos que lo querían correr, son despedidos uno
a uno bajo los pretextos más ridículos que existen en la justicia mexicana.
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2 de diciembre de 2020
¿Cuáles son las funciones del guía del cuadro espiritual?
para
sabrina 1.
En la práctica de la Santería se afirma que
existe un orden en las iniciaciones previas a coronar Osha, siendo los
Babalowos quienes las han impuesto como si las otras religiones o prácticas
espirituales valieran menos.
Ese
orden se
señala que “primero” es el Rayamiento en Palo, “después” viene la Mano de
Orunla, “detrás” hacer la Misa de Investigación y Coronación Espiritual para “ahora
sí”, ser digno de hacerse el Santo, y
en caso de ser un elegido, jurarse
como Babalowo.
Ifa advierte
(juran sus practicantes), que la Misa de Investigación y Coronación tiene como
finalidad poner al Guía al frente del Cuadro Espiritual para que cuando la
persona sea iniciada en la Osha sepan que el Orisha Tutelar será el nuevo guía de su vida.
Sin embargo, así como Ifa trata de imponer
sus jerarquías, las demás prácticas también tienen su particular opinión sobre
el tema, y en el caso de Espiritismo, las razones por las cuales no se puede
ningunear al Cuadro Espiritual poseen argumentos irrefutables.
2.
El Cuadro espiritual se conforma por espíritus
designados para asistir a una persona
en vida y lo encabeza un Espíritu que será su líder (llamado Guía del Cuadro Espiritual), y servirá
como protector y consejero de manera que el individuo alcance la evolución que pactó
para su actual reencarnación (¿les suena la similitud con el Orisha tutelar?).
El Cuadro y su Guía forman parte del astral
de la persona, ya sea que efectúe o no su Misa de Investigación y Coronación
Espiritual, pero en caso de que se realice, permite tomar conciencia del
vínculo entre el vivo y sus muertos,
para interactuar y recibir sus consejos.
Si no incursiona en el Espiritismo, el Guía
y su Cuadro están ahí e intervienen en su vida a través de acciones conocidas
como fortuna, suerte, casualidad,
circunstancia e incluso milagro,
dando como resultado que al Guía se le conozca también como Ángel custodio.
El Guía se manifestará para mandar señales de
que una decisión NO es la correcta por sus consecuencias, más como el ser
humano se mueve en base a emociones, y no con razones, rara vez le escuchará, y
en consecuencia, tendrá que atenerse a las consecuencias.
Así el Guía o Ángel custodio se convierte
en “testigo” de lo que se realice u omite en vida, nada le pasa desapercibido:
lleva nota de todo y él entregará
cuentas, no sólo por no haber utilizado los recursos a su alcance para hacernos
recapacitar, sino porque el camino que le tocaría andar a nuestro lado debe ser
el mejor hasta la hora de morir, todo basado en la mutua evolución.
3.
No hay comunión más impresionante que
aquella que se da cuando una persona muere y el espíritu se despoja por
completo del cuerpo (tras los honores ofrecidos en un funeral), en un “abrazo
espiritual” entre el astral del fallecido y el Guía, tras lo cual emprenden el
camino hacia “el limbo”, mientras que el resto de los integrantes del Cuadro
espiritual entregará respectivas cuentas de lo realizado.
4.
El limbo no tiene nada que ver con la leyenda cristiana (resultado del amasiato
judeo-catolicismo), relacionada con un espacio gris infinito, ni es parte de la mentira sobre el purgatorio (a donde se supone llegó
Jesucristo antes de reencarnar al tercer día), ni con el infierno y tampoco es “donde
se dirigen las almas de niños que
fallecen sin haber recibido el bautizo”.
No entraré en terrenos teológicos y me en mantendré
la óptica Espiritista: el limbo es una suspensión
donde el espíritu queda en estado de inconsciencia (sin saber que han muerto), se
comportan con los ecos de la personalidad que tuvieron en vida y es hasta que
las oraciones y lucificación que los vivos les provean, que logran allanar su
camino al siguiente nivel, el de la consciencia superior, despojados de los
resabios de la vida terrenal, dispuestos a hacer un balance de su vida.
Pues bien, es el Guía quien se encarga de
llevar al espíritu de la persona a la
entrada del limbo, justo después de morir, a través de un portal (lo llamaré así para no invertir párrafos en
explicaciones), en donde lo dejará para que regrese a su conciencia transformándose
en alma.
¿Por qué? porque el Guía era el encargado de
tutelarlo por el camino de la evolución, y si no lo consiguió (o dejó cuentas
pendientes, cosa que siempre sucede, en mayor o menor medida), no sólo él no
cumplió por no dar las señales adecuadas,
sino también la persona no lo escuchó, así que las consecuencias son para ambos.
5.
Este proceso es lineal y una vez dentro, el
espíritu opta por quedarse en el limbo o entrar y salir al mundo de los vivos
como ánima chocarrera, desencarnado o fantasma presta a molestar al que se le antoje, o venderse (cual
mercenario), para joderle la vida a alguien a cambio del pago que le ofrezca un
Brujo, Santero, Muertero o Babalowo.
Curiosamente al Guía (una vez que él y el espíritu
se separan del Cuadro espiritual al morir la persona), no le queda más opción que
esperar el momento en que decida continuar el camino de la evolución y acepte
el siguiente paso como parte de su proceso de reencarnación.
Una opción más es quedarse con su familia o
la persona más querida, observando como sufren (o disfrutan) su ausencia, pero
sin poder intervenir más que de la única manera en que pueden manifestarse, como
fantasmas asustones u esporádicos salvadores, pero en ninguno
de los casos mencionados antes el alma del fallecido avanza: no hay evolución,
solo se “está”.
6.
Si no es reconocido el papel del Guía al
llevar al espíritu a la entrada al limbo, menos lo es su importancia en la
siguiente etapa después de que el alma de
su protegido toma el conocimiento (resignación) de que ha fallecido.
El tiempo que se puede permanecer en el
limbo, a manera de cuarentena, es variable y obedece a un sinfín de factores
(edad, rencores, razón de muerte, espiritualidad alcanzada, reflexión, apegos
sensuales, etc.), periodo que si se quiere cuantificar, puede ser desde días
hasta años de los nuestros, porque
para los muertos el tiempo adquiere otra dimensión y significado.
Así, el Ángel custodio continúa como guía una
vez que el alma acepta la muerte definitiva: él tiene la obligación de esperarle cuando llega el momento de abandonar
el limbo para proceder a la
evaluación de lo hecho en vida, de manera más amable, lo que entre otras cosas conlleva
el rompimiento real del vínculo entre ambos.
Este punto atañe exclusivamente al alma: cuando
se recapitula lo hecho en vida, y antes de pasar por el camino de la inconsciencia
a la consciencia, hay otro proceso de depuración (el de lo realizado y las omisiones),
lo que le dará la oportunidad (una especie de facultad) de resarcir parte de
los daños realizados, máxime a la familia, accediendo a participar en entornos
que podrían solventarles problemas a través de esa acción tan incomprendida
para muchos: la coincidencia.
Llegados al punto de entregar cuentas*, el Guía del Cuadro Espiritual informará
de lo que hizo como consejero, el alma cuando estuvo encarnado y lo que ambos
interactuaron, para después cada uno, establecido
el saldo entregado, decidan sobre su futuro: el alma optaría por reencarnar
o convertirse en un nuevo Guía, mientras
que el guía elegiría reencarnar o seguir como mentor de otra alma.
Finalmente, dicen los que saben (en este
caso algunos Espiritistas), que hace siglos el promedio de reencarnaciones para
completar la evolución espiritual era de 35, mientras que la involución actual de
la raza humana es tan terrible que ahora se requieren mínimo 70, así que a
sacar cuentas y evaluar lo que hasta ahora hemos hecho en vida y cuántas veces
hemos interpretado lo que llamamos “coincidencia”.
* informar a la
entidad preferida en que cada quien crea lo que hicimos, aunque en el contexto
de este artículo señalaremos que ciertas corrientes espiritistas afirman que la
responsable es Maria Lionza, mientras que Santeros aseguran que es Olofi y los
Babalowos que es Orunla… yo prefiero a los demonios sumerios.
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24 de noviembre de 2020
Temerosos de Dios
Cuando Pedro Juan Gutiérrez sugirió la
lectura de “Cuentos completos”, de Flannery O' Connor, me llamó la atención que
señalara: “los leo en pequeñas dosis,
siempre poniendo distancia… no hay otro manera”.
Revisé la biografía de Flannery en un rato
de ociosidad y me encontré con que sus textos datan de los años 50s del siglo
pasado, pero era una recomendación de
Pedro Juan, y aunque ya no soy afecto a leer viejos
autores, opté por tratar de comprarlo.
Sí, tratar,
porque no fue sencillo, aunque tampoco un suplicio como ha sucedido con otros
textos si se hacen sacrificios para pagar su precio. Tras preguntar en varias
librerías la respuesta fue: “está agotado”, “no lo tenemos”, “está descontinuado”,
“no existe”, hasta que en una, tras revisar en su sistema, el empleado dijo:
– sí lo tenemos, pero está en la sucursal
de Puebla – en provincia, a unas cinco horas de donde vivo – tardarían dos
semanas en traerlo.
– está bien – me resigné a salir sin el
texto en la mano, fui a liquidarlo, hice el trámite y quedaron de avisarme vía
mail en cuanto lo tuvieran.
A los tres días fui notificado que mi
pedido había llegado, pero acudimos hasta el sábado, y mientras culminaba mi
compra mi esposa se quedó revisando las novedades. Fueron tres personas a las
que enseñé el talón de pago, mismas que soltaron un “buena compra”, “un gran
libro” y “magnifica escritora”, fui remitido a atención a clientes y tras dármelo
el empleado agregó un: “se lleva una excelente obra”.
O' Connor nació en Georgia, en 1925, y
murió en 1964: una vida corta y aquejada por incómodas enfermedades como lupus.
Su obra también es breve: dos novelas, una compilación epistolar, otro de
poesía y dos de relatos, más que suficiente para que la crítica la aclamara
como una de las representantes más importantes de la literatura sureña yanki.
Por su parte, los académicos la incluyen
dentro del llamado, “Gótico sureño”, un subgénero que en lugar de narraciones sobrenaturales,
describe cuestiones sociales y racismo, colocándola bajo ese criterio a lado de
Cormac McCarthy, William Faulkner, Eudora Welty, Tennessee Williams, Carson
McCullers y Truman Capote.
A la par de sus estudios literarios se
licenció en sociología, periodismo y literatura inglesa, lo que le permitió
hacer énfasis en temas que incomodaban a los sureños, motivo por el cual su obra
fue definida como grotesca, a lo que
ella respondió: "todo lo que salga
del Sur será llamado grotesco por el lector del norte, a menos que sea
grotesco, en cuyo caso se lo llamará realista".
O' Connor tiene un estilo sarcástico y
se burla de la sociedad yanqui, sobre todos de los negros, a quienes describe
como inmorales, cínicos, violentos, incisivos, y a su vez, temerosos de Dios por
su brutal ignorancia, lo que denota su desprecio por ellos, más como señala
Hanif Kureishi sobre la autora, en un texto publicado por The Guardian: “sabía que no le gustaban los negros, y
cuando conocía a uno, se preguntaba si le agradarían si fueran blancos”.
Le doy la razón a Pedro Juan: a Flannery no
la puedes leer de un tirón, de ahí que su libro estuviera meses a lado de mi
cama, alternándose con 5 o 6 novelas, así que si lo ven no duden en comprarlo: de
verdad está descatalogado.
Flannery O' Connor, Cuentos completos, 832
págs. Editorial Lumen 1971 (2005)
18 de noviembre de 2020
Arte inspirado en Mi vida con los muertos (2)
Continuando con las expresiones de solidaridad de la cadena embajadoresdelibros en Instagram, les comparto nuevas expresiones de arte desarrolladas por las lectoras de mi nuevo libro, "Mi vida con los muertos", así como otras inspiraciones de algunos amigos. Para quienes tengan interés, algunas de las creadoras han dejado interesantes reseñas sobre mi texto.

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8 de noviembre de 2020
Algunas verdades sobre Yemaya (homosexuales en Ifa)
1.
Suelo recordarlo numerosas veces: caminar sobre la playa conlleva a pensar
en Yemayá y Olokun, en el mar y su profundidad, dos deidades que a muchos
asustan, nadie vincula entre ellas y pocos comprenden.
Por ejemplo, si en los meses de octubre se camina sobre las playas del caribe
mexicano, se puede tener la suerte de ver cuando las olas se tragan la arena y
dejan al descubierto, por momentos, algunas ruinas ideales para hacer ebboses,
de las pocas obras que a cambio de lo escaso que pide Yemayá, entregan todo,
pero luego, horas después, cuando se busca de nuevo dichos vestigios ya han
desaparecido.
1.
Suelo recordarlo numerosas veces: caminar sobre la playa conlleva a pensar en Yemayá y Olokun, en el mar y su profundidad, dos deidades que a muchos asustan, nadie vincula entre ellas y pocos comprenden.
No se confundan, ella es madre (la primera y la única), se ha dicho hasta
el cansancio, pero también es caprichuda, y por lo mismo, a su alrededor se
tejen leyendas (algunas no me constan, me las han contado y/o las he leído),
donde, por ejemplo, exige ofrendas para regresa el cuerpo de un ahogado, de
esos ególatras que entran al mar sin respeto y salen convertidos en cadáveres. Sí, mucho amor de los Santeros al mar, pero nadie se pregunta a quién
pertenece la playa, esa arena que bien se disfruta o provoca desesperación por
meterse en todos los rincones del cuerpo humano, también sirve para enterrar ebboses,
darse baños para quitar la mala suerte, va dentro la sopera de Olokun, o en el
extremo, se usa para hacer brujerías, sí, pero nadie sabe a quién pertenece. Es como la unión del río y el mar donde hay peces que no necesitan atraparse
para hacer ebboe: se recuesta uno en sus aguas y deja que se acerquen a
picotear el cuerpo para llevarse las maldiciones maternas, pero ¿de quién son
las (mal llamadas) dos aguas? ¿Oshún o Yemayá? no importa su origen sino para
qué sirven. 2.Reflexiono sobre esto mientras escucho a Ludwig van Beethoven, su sonata “Moonlight
Sonata Op 27 No. 2”, en manos de la pianista rusa Anastasia Huppmann, que,
obvio, siendo la Luna la representación astrológica de Yemayá, a muchos les
quedará clara la referencia. Esa obviedad de ligar a la luna con Yemayá tiene espejos donde algunas
circunstancias, astros u objetos, de inmediato se ligan con un Orisha, como por
ejemplo a los gays: siempre se les vincula con Oshun, pero gran error pues quien
les hace frente es precisamente la iracunda dueña del mar. Y así podría seguir
con aclaraciones, pero mejor nos quedamos con Yemayá, la responsable de que
haya homosexuales en Ifa. 3.Es polémico el tema de los Babalowos gays, más la posibilidad existe y está
determinada por el odu Ogunda Kete, el cual incluye este patakie: En la tierra de Adonile,
había una vez un hombre que se llamaba Adekoyi, el cual era maricón, y estaba
perdidamente enamorado de Yemayá Atamara, la cual era mujer de Orunmila. Ella deseosa de ofikale
trupon con Adekoyi, fue a verlo para pedirle que viviera con ella, donde él le
dijo que lo haría si ella que era la dueña de los grandes secretos de Osha y el
Diloggun, le enseñaba el dominio de esta. Dominada por su lujuria volcó en él
sus conocimientos y cuando fue a pedirle el premio de su recompensa, él le
dijo: que todavía faltaba, que viviría con ella si era capaz de hacer que
Orunmila le hiciera Ifa. Ella intercedió valiéndose de sus mañas logrando que
Orunmila le hiciera Ifa. En virtud de esa consagración,
la personalidad de Adekoyi cambió, haciéndose un hombre responsable de su
religión y con numerosas mujeres en su harén. Yemayá al ver aquella
transformación aumentó más su furor por ofikale trupon y creyéndose merecedora
del premio y deseosa, partió rumbo a la casa de Ogunda Kete, el nuevo nombre de
Adekoyi, y le dijo: Vengo para que cumplas tu promesa conmigo. Él le respondió:
por ser la mujer de mi padrino, el cual me ha dado mi valor y hombría en esta
tierra, serías la última mujer con que yo viviría. Yemayá despechada por
aquellas palabras cogió una canasta de mercancías y salió rumbo a la plaza
donde grito a los cuatro vientos y a viva voz lo siguiente: todos ustedes para
que sepan, ese al cual Orunmila le hizo Ifa y ahora se llama Ogunda Kete y que es
muy famoso por sus mujeres y su poder, en mi tierra se llamaba Adekoyi y era
maricón. Por lo cual Orunmila ha ofendido la tierra de este reino. Comenzaron las murmuraciones
de los habitantes de aquella tierra pues ya Ogunda Kete había consagrado a varios
de sus congéneres, los cuales también habían sufrido la transformación del
poder. Orunmila enterado de
aquello, llamó a Ogunda Kete y a sus ahijados y estando arrodillados ante él,
les dijo: el poder que
les di no se los puedo quitar, pero dos caminos les quedan en la vida: uno, no
consagrar a más nadie de sus congéneres, pues todos los que consagren en la
tierra Orisha Ifa serán araye… dos, si quieren conservar la vida nunca más
pueden caer en su antigua falta y los
llevó frente a Eshu, donde se hizo el gran secreto del sellamiento de Odidi (ano) para con eso quitar las murmuraciones que Yemayá
llevó sobre Orunmila y sus ahijados. Y aquí caemos de nuevo en las confusiones: Orunmila advirtió que “no consagrar a más nadie de sus congéneres,
pues todos los que consagren en la tierra Orisha Ifa serán araye (serán
vistos con malos ojos)”, pero ¿a qué se refiere con congéneres: no tener
ahijados o no iniciar a otros homosexuales? Si algún Babalowo valiente (y bien estudiado) se atreve, que nos aclare
este punto, pero por lo pronto señalemos que esto tiene su origen en Cuba, ya
que en la Nigeria yoruba ser gay está ridículamente penado y castigado con la
muerte, mientras que la diáspora cubana presume tener una evolución favorable en la religión, afirmando que ya muchos
iniciados en la Osha e Ifa son homosexuales. Aún queda pendiente de aprobar (en Cuba, obvio), el acceso de mujeres a Ifa,
la Sociedad Cultural Yoruba lo rechaza y el Templo Ifá Iranlówo lo autoriza,
donde Yemayá está dejando oír sutilmente su opinión a partir del oddu Otura Iroso:
las puertas de la casa de Orúnmila están
abiertas para sus hijos e hijas y ninguno está impedido de cruzar el umbral. 4.Volvamos a Yemayá y hagamos otras aclaraciones: se sabe que de ella nace la
vida y la fertilidad, era la dueña del cementerio hasta que Oya y Shangó se lo
quitaron con engaños, es la única propietaria de la riqueza material (NO es
Oshún) y es la verdadera Orisha muertera (NO es Oya), y también representa la intelectualidad,
decisiones justas y sabiduría, y en el extremo, el carácter voluble, arrogante,
irracional y necio. Sí, ello se ha dicho hasta el cansancio, al igual que esa estupidez de la
diáspora cubana de que se le sincretiza con la Virgen de Regla, pero los
religiosos de Osha e Ifa olvidan que sus castigos están cargados de justicia,
que el mar no reconoce esquinas, que para nacer sus hijos primero deben pasar
por el doloroso crecimiento de las espinas dentro de su alma, y por lo mismo,
no la tienen nada fácil ante los retos del destino al que les condena a vivir. “Necia”, se señaló antes, y sí, por eso Yemayá es responsable de que haya
homosexuales en Ifa, y ello no es malo: en términos de moda ya se le reconocerá como una Orisha incluyente en los caminos
de la diversidad, porque al final todos los seres humanos son sus hijos.
3 de noviembre de 2020
Atrás quedaron los años virulentos
Pixies ha tenido
ya varias reseñas en este blog, así que no tiene mucho sentido contar su
historia si no es para decir que la banda se formó en 1986 en Boston, se
desintegraron en 1993 ante la falta de éxito, se reunieron en 2004
exclusivamente para dar conciertos, su bajista los abandonó en 2013 y solo
hasta entonces comenzaron a grabar nuevo material… y tan tán.
“Tan tán” porque
sus recientes grabaciones, “Indie Cindy”, “Head Carrier” y el nuevo “Beneath
the Eyrie”, musicalmente quedan a deber, aunque creo que este último es el que
menos entusiasmo ha provocado.
Decir que Pixies
fue uno de los grupos más propositivos de los años 90s es algo que no se puede
discutir, aunque a cambio recibió la indiferencia de la crítica y pocas ventas
de discos, mas fue su separación la que los convirtió en una “banda de culto”
para un público acostumbrado a no valorar lo que en su momento tiene en sus
manos.
Y regresaron: Tras
la traumática salida de Kim Deal vino la muerte de su sustituta Kimberly Shattuck,
luego llegó Paz Lenchantin y comenzaron a grabar discos que, uno tras otro, se
han convertido más en el trabajo solista de su líder Black Francis que el
proyecto de una banda.
Ni que decir que
la calidad de Black como compositor es indiscutible, más con el paso de los
años al guitarrista se le nota más calculador que espontáneo, más en el
reciclado que en el riesgo, más en el andar con tiento que tirarse a la
aventura… más con el peso de la edad que soltando la imprudencia.
Su séptimo disco de
estudio pretende ser una reivindicación de la ironía lírica, la distorsión, el
underground, la disfuncionalidad de cada integrante del grupo y la búsqueda de energía
que los caracterizó en sus inicios, pero convertidos ya en la metáfora, abusando
de las guitarras acústicas y de la moderación cercana al pop, haciendo de la espontaneidad
meros chispazos de lo que era un lisérgico sonido parido en un húmedo y oscuro
garaje.
“Beneath the
Eyrie” no es malo: la acidez del guitarrista Joey Santiago, la precisión
rítmica de David Lovering y la paranoica voz de Francis siguen ahí, junto con
las bien acopladas cuatro cuerdas de Lenchantin, pero ya no es lo mismo, apestan
a refinamiento, a sonidos asépticos.
Podríamos imputar
de esa pulcritud al productor Tom Dalgety (trabajó con Siouxsie, Royal Blood y
Ghost), acusarlo de ser inglés y de no entender la música de las cloacas yanquis…
culpemos a la banda por su edad o señalemos que el origen es la ausencia de la
retorcida Kim Deal: el tema es que su música no prende.
Al llegar a la
parte de “temas a destacar” tuve que pensarlo antes de decir ninguno, así que me armé de paciencia y
saqué objetividad para recomendar “St. Nazaire”, “On Graveyard Hill” y “Long
Rider”. Por lo demás Pixies destila dignidad (no podría ser de otra forma dada su
leyenda), pero atrás, muy detrás, quedaron sus virulentos años.
26 de octubre de 2020
A propósito del Día de muertos ¿necesitamos de Eggun y Desencarnados?
para yenyok, ejemplo de evolución
espiritual
1.
La Osha, el Espiritismo, Ifa y otras
prácticas religiosas tienen en alta consideración a Eggun (entendiéndose como el
linaje, los antepasados: familiares fallecidos) y a los Desencarnados (amistades
e incluso difuntos ajenos).
En la Santería afrocubana, por ejemplo,
se tiene la errónea creencia de que si no se atiende primero a Eggun antes de iniciar
una coronación Yoko Osha, algo malo sucederá que podría llevar a suspenderla o incluso,
provocar desgracias entre los participantes tras la ceremonia.
Su presencia en religiones fundacionales
como la Yoruba se da a través de la Teja de Eggun en la Osha y con Orun en Ifa,
en las existencialistas como el Espiritismo van a la Bóveda Espiritual, mientras
en los cultos neopaganos como el Candomble, Vudú, Mayombre y Espiritualismo también
se les atiende, pero al profundizar en ello su fin es el mismo que establecen los
vivos con una deidad, entidad o cualquier energía suprahumana: una válida petición
de ayuda o un soborno para hacer trabajos sucios.
Esto lo ejemplifican Santeros y Babalowos
al usar lo que haya a la mano para solucionar (a cualquier costo), pero ¿realmente
necesitamos de Eggun y los Desencarnados, existiendo opciones menos riesgosas
(en términos karmáticos por el círculo viciosos petición-pago-consecuencia), y realizando
otro tipo de obras para lograr los mismos resultados?
2.
Dentro de las explicaciones relacionadas
con los clanes familiares se dice que Eggun tiene algo que expresar pues
él, más que nadie, conoce cuáles son los karmas que debieron evolucionar los antepasados,
y por lo mismo, puede guiar a las nuevas generaciones (las mismas viejas reencarnaciones),
con “consejos” para no reincidir en errores y solventar los pendientes del linaje
¿pero objetivamente sucede así?
Habrá quien se jacte que por los Desencarnados logró una conquista amorosa, evitó
la cárcel, provocó enfermedades, tuvo riqueza, asesinó, o en el extremo, solucionó
una traba, salvó la vida, obtuvo un empleo, ayudó al prójimo o repelió al enemigo:
suena coherente, pero el vínculo con ellos no se limita a tener un esclavo etéreo
a modo para cualquier capricho, se trata de crecer ambos espiritualmente.
Recordemos: Eggun y Desencarnados
son entes de baja vibración* por cuyos pendientes en vida no han pasado al siguiente
estado evolutivo (etapa de confrontar y entender por lo hecho u omitido en vida,
depurar y obtener el derecho a reencarnar), están en un plano espacio/tiempo
en el que su existencia va a un ritmo diferente al nuestro, se vinculan con los
vivos de manera intermitente, se mueven por recuerdos (de placeres) grabados en
su plasma y por ello deberían trabajar a cambio de lucificación para trascender
a su subsecuente nivel subjetivo.
3.
Sobre las muchas maneras de vincularse
con los vivos, un Muertero me decía que el caso de Eggun puede ser patético si no
se establece una comunicación adecuada: “imagina a los integrantes de una familia
discutiendo, gritando e insultando al mismo tiempo, y uno de ellos es un sordomudo
que manotea tratando de aplacar los ánimos… sin que nadie le haga caso”.
En el extremo de estos lazos, no conozco
Espiritistas que rindiendo culto a sus muertos (vía un Altar o Bóveda espiritual),
tengan una vida alegre, sana y sociable: los Desencarnados siempre marginan y condenan
a la soledad, incluso llegan a ser intrusivos y manipuladores, así que ¿dónde está
el beneficio de su presencia?
Sobre el particular compartiré un
aspecto de una Consulta espiritual que me pidió una Aleya chilena, antes de consagrarse
como Espiritista, un requisito en ella para coronar Santo: determiné que tras jurarse
no se viera desnuda frente a un espejo si no quería verse acosada sexualmente por
el guía de su Cuadro espiritual.
Los practicantes de Osha e Ifa afrocubano
van más allá y caen en lo patético: le tienen pavor (injustificado) a Eggun, al
grado de que no cuestionan sus trampas y les complacen cualquier capricho para seguir
obteniendo sus dudosos (por inmorales) beneficios.
4.
Igual sucede con los practicantes
de Palo Mayombe: tras hacer pacto con un muerto lo “meten” a un caldero convertido
en Nfumbe para evolucionar a la par de ellos (en teoría), más la realidad es que
el muerto corre el riesgo de convertirse en su esclavo o matón, al que se le encargan
trabajos poco éticos a cambio de nada.
Destaca la relación que se establece
entre Mayombero, Nufumbe y el pago que éste último recibe: si se trata de un religioso
honesto sabe que sólo se le puede ofrendar flores, fruta, velas, oti, fula y menga
(en casos extremos), más si le falta carácter preguntará al muerto qué desea, de
ahí que se cometa el error de entregar whisky, antojitos, marihuana, cocaína, carne
de puerco y demás de lo que disfrutó en vida.
Esto es básico para los sacerdotes
Congos, pero vale la pena preguntarse: si su Nfumbe sigue apegado a los placeres
sensuales, ¿cómo creer en sus consejos, tenerle la confianza de que no incluyen
ecos de frustración, mentira, envidia, manipulación, coraje o la mezquindad con
los que se comportó en vida?
5.
Así, ¿necesitamos a Eggun y los
Desencarnados o son ellos quienes nos requieren?
Los muertos están “trancados” en un
plano ajeno al nuestro debido a que aún tienen aspectos que progresar de su vida
inmediata, mientras nosotros poseemos un destino que cumplir (actuando con sabiduría,
sin manipular el entorno, pero previniendo errores en nuestra actitud). Si no han
logrado trascender, ¿por qué deberíamos creer que “su opinión” es objetiva o sin
cuestionar si con sus respuestas se venden como necesarios para vernos la
cara?
Santeros, Babalowos y demás religiosos pensarán que
lo que digan los espíritus es verdad pues tiene trabajo espiritual pendiente, así
que no deberían mentirnos, lo que en teoría es verdad, pero no a todos les
interesa la evolución (https://basurerodealmas.blogspot.com/2014/07/como-viven-los-muertos-3.html).
Ampliemos la perspectiva del tema
remitiéndonos a los vivos: si los tiernos niños practican bullyng que llega
al asesinato u orillan al suicidio, o si los dulces abuelitos falsean acusaciones
que destruyen vidas con tal de descargar su odio contra la humanidad, ¿de qué serían
capaces Eggun y Desencarnados si entre otras cosas ya no tienen nada que perder? ¿qué les cuesta decirnos lo que queremos oír?
Vamos al extremo: ¿conocemos a los
muertos que metemos en la Bóveda espiritual? ¿no sucede que al morir un pariente
se descubre que en vida era asesino, estafador, pedófilo o tenía otra familia? Sigamos
con los excesos: ¿por qué la gente busca a personas con un don para librarse de
“fantasmas” violadores (consultar el libro "Mi vida con los muertos").
6.
Finalmente, si el lector revisa la transformación
de este blog, conforme mi esposa y yo seguimos estudiando al mundo espiritual, se dará cuenta que
el culto a Eggun y los Desencarnados ha evolucionado de tal manera que “la adoración”
a los antepasados está ya cercana a la indiferencia.
Veamos: cada año en casa se montaban ofrendas a los muertos con la finalidad de darles un remanso de paz a su transitar por el camino etérico, donde incluso llegamos a departir con ellos, más con el tiempo las conversaciones con los antepasados nos dieron algunas pistas que nos llevaron a cuestionar: ¿de verdad debíamos hacerlo periódicamente? ¿cada 1 de noviembre teníamos que hacer un ga$to con las ofrendas mientras ellos se aferran a no evolucionar, seguir en este plano, alimentarse de nuestra pena y ofrendas que les hagan recordar lo que fueron en vida, pero sin desapegarse a los placeres mundanos para trascender?
Entonces, ante la falta de
perspectiva sobre su propio destino ¿necesitamos de Eggun y los Desencarnados?
* esto no quiere decir que sean “malos”, solo que en términos evolutivos ocupan el escalafón más sórdido del mundo espiritual, incluso por debajo de los mal comprendidos “Demonios”.
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